TVE, DEL MEDIOEVO A LA MODERNIDAD
RADIO TELEVISIÓN ESPAÑOLA, GRANDES RESPONSABILIDADES, GRANDES INTERESES, GRANDES RIESGOS Y GRANDES OPORTUNIDADES.
"Nos liberamos del sometimiento a la tiranía de la programación, donde alguien, de criterio no necesariamente asociado al interés general, propio del servicio público, decidía qué podíamos y teníamos que ver a una determinada hora."
"Una televisión, la de la 1 y la 2, y sus semejantes de gestión privada, en las que destacan antena3 y Telecinco, que compiten por una audiencia que se sigue midiendo a dedo alzado, por no decir a ojo, y cuyas fórmulas de comunicación, por primitivas y limitadas, se asemejan más al “¡se hace saber!” del antiguo alguacil y pregonero, que a las posibilidades de acceder y contribuir al conocimiento, mediante el contenido audiovisual, que nos permite el smartphone que llevamos en el bolso, o la propia tele conectada de casa.
“Un servicio público que no tiene audiencia no tiene sentido”, dice el titular de la noticia de ELPAIS, con una frase extraída de las declaraciones del nuevo responsable de la corporación de la radio y televisión pública. Pública en su naturaleza y en su gestión. Recordemos, por anacrónico que siga resultando, que el resto de las emisoras generalistas de televisión lineal o tradicional, denominadas así por emitir su contenidos en un horario único prediseñado, operan sólo en régimen de concesión administrativa de lo que legalmente seguimos considerando como servicio público esencial, cuya titularidad pertenece al estado español -y, por cierto, no se por qué que no, al pueblo español-. Recordemos también como infinitamente anacrónico y, además de absurdo, demostrablemente antidemocrático y anticonstitucional que, tal y como reza en la ley de televisión privada de 1988, sólo puede haber y hay tres concesiones para producir y emitir contenidos audiovisuales por “televisión”. Bendita llegada de internet.
“Un servicio público que no tiene audiencia no tiene sentido”
“Un servicio público que no tiene audiencia no tiene sentido” destacan las compañeras de EL PAÍS que dice José Manuel Pérez Tornero, presidente de RTVE, en su propuesta de renovación del grupo. Y dicho así no hay mucho que objetar. Todo lo que no se ve, bien podría dejar de existir porque, de hecho, es como si no existiera.
Pero no tenemos más remedio que hilar más fino en el sinsentido que puede suponer el esfuerzo presupuestario que con sus casi 2.000 millones de euros de asignación anual, de dinero de todos, continúa suponiendo la televisión pública en España.
Hace más de 10 años que con el advenimiento de la interconexión permanente y, prácticamente, universal a internet, y la posibilidad de recibir y de también emitir contenidos, nos liberamos del sometimiento a la tiranía de la programación, donde alguien, de criterio no necesariamente asociado al interés general, propio del servicio público, por no entrar en su preparación intelectual y en los valores fundamentales, Derechos Humanos y respeto a la Naturaleza, decidía qué podíamos y teníamos que ver, a una determinada hora.
Reviso mi respuesta publicada a la pregunta que, hace ya diez años, me hicieron sobre ¿qué hacer con la televisión pública en España? para recordar lo que planteaba, y si mi pensamiento ha cambiado mucho desde entonces. Y no, no lo ha hecho porque, lo que reconozco que también continua inamovible es, por una parte, la privación al derecho de trasmitir información por televisión que continua limitada por el modelo de concesiones administrativas, por otra, el amparo de los recursos públicos a la tan partidistamente instrumentalizada televisión pública, y, por otra, el sostenimiento del primitivo, ineficiente e interesado sistema de “estimación de audiencias” de la televisión lineal, cada vez menos “convencional”.
Pérez Tornero afronta el reto de facilitar la evolución del ente público con objetivos consecuentes con la razón de ser de RTVE, los principios fundamentales que, en demasiadas ocasiones, han permanecido fuera de foco. Recordemos que principalmente y por ley son:
1. Promover el conocimiento y difusión de los principios constitucionales y los valores cívicos.
2. Garantizar la información objetiva, veraz y plural.
3. Facilitar el debate democrático y la libre expresión de opiniones.
4. Promover la cohesión territorial, la pluralidad y la diversidad lingüística y cultural de España.
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5. Ofrecer acceso a los distintos géneros de programación y a los acontecimientos institucionales, sociales, culturales y deportivos, dirigidos a todos los sectores de la audiencia, prestando atención a aquellos temas de especial interés público. Tener por objetivo atender a la más amplia audiencia, asegurando la máxima continuidad y cobertura geográfica y social, con el compromiso de ofrecer calidad, diversidad, innovación y exigencia ética.
Y, Pérez Tornero anuncia que lo va a hacer recuperando la función formativa y de estímulo y fomento de la creación audiovisual, y de su libre acceso y participación.
“TVE tiene que crear una especie de plataforma de creación de contenidos de entretenimiento y ficción para conseguir un nuevo entretenimiento con valores y una nueva narrativa audiovisual”. Dice. También avanza la intención de convertir el Instituto RTVE en una plataforma de cooperación para la creatividad audiovisual “que sirva de experimentación y dé oportunidades a la gente joven”.
Iba a decir que no puede ser más acertado, y así lo pienso. Pero mientras que lo escribo me doy cuenta que hace años que… se le ha adelantado Youtube. Que sea para bien, es lo importante.
Y es que en RTVE conviven dos edades. La “medieval”, la de la televisión lineal, supeditada a la tiranía del programador y de las estimadas o engañosas mediciones de audiencias. Una televisión, la de la 1 y la 2, y sus semejantes de gestión privada, en las que destacan antena3 y Telecinco, que compiten por una audiencia que se sigue midiendo a dedo alzado, por no decir a ojo, y cuyas formulas de comunicación, por primitivas y limitadas, se asemejan más al “¡se hace saber!”, del antiguo alguacil y pregonero, que a las posibilidades de acceder y contribuir al conocimiento mediante el contenido audiovisual que nos permite el smartphone que llevamos en el bolso, o la propia tele conectada de casa.
Y, al mismo tiempo, RTVE ya vive la edad moderna, la de la liberación de la tiranía de la programación y del sometimiento a las mal medidas audiencias, mediante el aprovechamiento de la la interconexión permanente y la comunicación digital, todo ello puesto al servicio de los valores y principios fundacionales que, o los revisamos y modificamos, o, si nos reafirmamos en los que son, pues que sean de verdad y con todas sus consecuencias. Que seguro, que también van a ser para bien.
¿Queremos que la televisión pública siga existiendo y que uno de sus principales funciones sea la de proteger el ejercicio universal del derecho fundamental de producir y recibir información veraz? Pues sea. Continuemos financiando-garantizando que RTVE facilite el libre acceso a la información veraz y la participación y formación de ciudadanas y ciudadanos para su puesta a disposición.
El canal 24h horas de los servicios informativos TVE, con información continua en tiempo real del que me siento muy feliz y orgulloso de haber podido contribuir activamente en su puesta en marcha e inicial desarrollo, también como presentador y bajo la primera dirección, la de Pedro González, supo, por sus acertadas decisiones, abrazar de manera temprana la digitalización, para poder ejercer, aún mejor, ese principio fundacional del derecho a estar informados.
La información noticiosa de España y del mundo, para España y para el mundo, accesible en todo momento (ahora también desde cualquier dispositivo conectado) pero atendiendo a nuestra cultura, a nuestra idiosincrasia a nuestro punto de vista europeo y español.
Ahí está, gracias a las personas que lo hacen cada día, y a los recursos de todos, mejorando en la inmediatez, adaptado ya de manera natural a esa puesta a disposición permanente para el libre acceso continuo y voluntario a través de los dispositivos conectados.
Midamos su utilización, sí, para reafirmarnos en su buen hacer y continuar perfeccionándolo. Pero, por favor, Pérez Tornero, no con el cuento de los audímetros instalados por el negocio “medieval” de las estimaciones de audiencias de TV, sino, como bien apunta en su propuesta, con los datos en tiempo real que proporcionan las propias personas usuarias y sistemas de sus dispositivos conectados.
¿Queremos que la función principal de la televisión pública sea la de estímulo y motor de la libre creación audiovisual? Pues sea también. Que se aumenten las dotaciones y los recursos a la formación gratuita para personas sin recursos y para la producción de contenidos, programas de no ficción y ficción, series y películas y para la creación de nuevos formatos de propuestas ciudadanas independientes.
Como parece que así lo hemos decidido a través de nuestros máximos representantes, reafirmémonos en el compromiso y la responsabilidad de responder a estas máximas de "promover el conocimiento y difusión de los principios constitucionales y los valores cívicos, y de garantizar la información objetiva, veraz y plural con la máxima continuidad y cobertura geográfica y social, con calidad, diversidad, innovación y exigencia ética".
Si buscando la coherencia con la naturaleza de servicio público esencial del ente y por ello sus principios fundacionales, perdimos el reparo a renunciar a los ingresos por publicidad, con todos los perjuicios económicos que supuso para la corporación, sin entrar en el análisis de los grandes beneficiados, no mantengamos ahora el reparo a renunciar también a las obsoletas e interesadas fórmulas de estimación de audiencias de la antigua y prácticamente extinta televisión.
Si decidimos transformar la 2 y la 1 en selección predeterminada premium de contenidos, de todo lo que ofrece en cada instante todo el universo de contenidos, de cobertura en directo o grabados de TVE, como evolución lógica, de una tecnología que ahora nos permite seleccionar qué queremos ver en cada momento, todo para atender y afinar mejor en el cumplimiento de los principios fundacionales, pues bien hecho y que así sea.
Pero, a ser posible, José Manuel Perez Tornero, no despilfarremos recursos por competir con nadie, que no seamos nosotros mismos, y menos orientados por las susodichas estimaciones de audiencias, mal llamados, resultados de audiencias de televisión.
CEO & Founder - Webnexs | E-commerce & VOD Solutions | Tech Entrepreneur | DM & BD Specialist
2 añosRicardo, Thanks for sharing!