Un día en la vida de un filósofo como Scrum Master
David Hume, filósofo escocés del siglo XVIII, se sienta en su escritorio, dispuesto a enfrentar un nuevo día como Scrum Master. Cambia su pluma y pergamino por una laptop y un software de gestión de proyectos, listo para aplicar su filosofía empirista en el mundo moderno.
David Hume: El filósofo empirista
Nacido en 1711 en Edimburgo, David Hume es conocido por su enfoque empirista, que sostiene que todo conocimiento proviene de la experiencia sensorial. Hume creía en observar, experimentar y ajustar las ideas basadas en la realidad, un principio que comparte mucho con la metodología Scrum. En el empirismo, al igual que en Scrum, la experiencia directa es la clave del conocimiento. Hume nos enseña a observar y adaptarnos según lo que la realidad nos muestra, justo como hacemos en cada sprint de Scrum.
Una mañana en la vida de Hume, el Scrum Master
Hume comienza su día con un café (o quizás un té más acorde con su época) y abre su laptop.
“¡Buenas moradas, equipo! ¿Cómo va todo?” pregunta Hume, listo para la reunión diaria.
Daily Stand-Up:
“¿Qué hemos hecho ayer, buen hombre?” pregunta Hume a uno de los desarrolladores.
“Solucionamos los bugs del módulo de pagos,” responde el desarrollador.
“¡Vaya día que nos espera! ¿Qué toca hacer hoy?”
“Implementar la nueva API.”
“¡Perfecto! ¿Hay algún obstáculo en el camino?”
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El empirismo en acción
Después del stand-up, Hume revisa el backlog. Sabe que la clave está en observar y adaptarse, así que ajusta las prioridades basándose en el feedback recibido y se prepara para la planificación del siguiente sprint.
“Recordad, amigos, observamos, experimentamos y aprendemos. ¡Eso es lo que nos hace mejorar!”
Retrospectiva
Al final del sprint, es hora de la retrospectiva. Hume pregunta: “¿Qué hicimos bien y qué calamidades debemos evitar en el próximo sprint?”
El equipo responde con franqueza, sabiendo que Hume valora más los hechos que las conjeturas.
“Ah, las lecciones que nos da la experiencia. Que lo aprendido guíe nuestras futuras aventuras”, concluye Hume.
No hay verdades absolutas, solo mejoras continuas
En una realidad donde el aprendizaje constante es esencial, Hume encontraría en Scrum una metodología que honra este principio fundamental. Aunque nos formamos continuamente, persiguiendo saberes y destrezas, es la experiencia directa la que realmente pone a prueba nuestro entendimiento. Ajustar nuestras acciones según lo que aprendemos en la práctica es crucial para evolucionar continuamente.
Imagino a Hume, en el rol de Scrum Master, recordándonos que el auténtico aprendizaje proviene del constante cuestionamiento, de buscar verdades más profundas. En el dinámico mundo del desarrollo ágil, donde la adaptabilidad es clave, Hume nos animaría con un grito:
¡Sigamos adelante, amigos, labrando nuestro camino con el fuego del saber y la acción!