UN DOMINGO CUALQUIERA

UN DOMINGO CUALQUIERA


Hoy no te voy a hablar de esa gran película de Oliver Stone que tiene ese título.

Tampoco te voy a hablar de futbol americano, que es de lo que va la película.

¡¡Que grandioso deporte por cierto!!

Quizás en breve si lo haga.



Hoy lo primero es pedirte perdón porque ayer falté a mi cita contigo.

Es lo que tiene estar a 30 cosas y no saber ni en qué día vives.

Así que siento haberte privado de tu lectura favorita.

Hoy la tienes.


Ahora voy a explicar como fue mi domingo.


Estuve en una competición de IPSC.

Tranquilo, te explico.

Es una competición de tiro con pistola.

Si, hay que disparar y mucho.

Yo calculo que ayer disparé unas 230 balas.

Pero no es disparar a un blanco fijo 230 disparos.

Es disparar a muchos blancos en 6 recorridos distintos.

Si, como sale en las películas.


Vas corriendo por un campo, buscando los blancos y disparándoles lo mas certero y rápido posible.



Pero no vayáis a pensar que soy el primo secreto de Rambo.

Era mi primera competición.

Quedé el último (o quizás el penúltimo… aún no lo sé) de 83 competidores.


También es cierto que no me descalificaron.

De los 83 competidores fueron descalificados 31.

Así que al final no quedé en el puesto 82 u 83.

Quedé en 51 ó 52.



Venga, te dejo tiempo para que te rías de mí y de lo malo que soy.


Venga, ya está bien de risas.


A las 8 de la mañana tenía que estar en Elche para empezar la competición. 

Imagina el madrugón para ser un día festivo. 

Suena el despertador.

Despejate.

Dúchate.

Vístete para la ocasión.

Que, por cierto, no se puede ir con vaqueros ni indumentaria militar supongo que para que nadie se crea un Navy Seal.

Desayuna.

Y todo esto en silencio absoluto para no despertar a toda la familia.

Coges la mochila donde llevas tu arma y tu equipo y munición ya al coche para pegarte el viaje.


La verdad es que el club de tiro de Elche tiene unas buenas instalaciones.

Sobre todo, para esta modalidad, la de IPSC o recorridos de tiro.

Además, cuenta con una cancha para disparar a 100 metros.

Y un aparcamiento para un montón de coches, cosa rara.

Todo espacioso, bien cuidado y con buen aspecto.



Pero viendo las instalaciones, choca mucho que no había absolutamente nada para comer.

Tiene un bar, sí.

Pero el bar es una barra y 6 mesas con sillas.

Pero solo hay una máquina de café.

Si, de esas que sirven ese café de máquina que es mano de santo para el estreñimiento.

Esa máquina de café.


Yo no me esperé a los resultados.

Ni a la entrega de premios.

Creo que la razón es obvia.

Y aún así salía del campo de tiro a las 14:30 horas.

Sin poder tomar ni un vaso de agua.


No sé, pero yo diría que ayer el club perdió una buena oportunidad de hacer una buena caja.


Me recordó a cuando yo era el gerente de un club de pádel en Galicia.

En los torneos siempre había una plancha y beicon.

Nadie se resiste al olor de unas tiras de beicon en una plancha caliente a las 12:30 o a las 19:00.

Vendíamos bocatas y cervezas y refrescos a punta pala. 

De hecho, ganábamos más pasta con el bar que con el torneo en sí.



En el club de tiro podrían haber hecho lo mismo.

Eso sí, cerveza 0,0, que aquí “jugamos” con armas de fuego.

Pero la gente a las 12 tenía cara de necesitar ese bocata de beicon.

O de salchichas.


Algunos no ven los buenos negocios ni aunque se lo pongan delante de las narices.

Se nota que es un club social.

Cobran las cuotas y listo.

Y los trabajadores aún peor.

Tienen la mentalidad del funcionario.

Ellos cobran por abrir, tener todo aseado y mañana más.


Tú no. Tú eres un emprendedor, un empresario.

Tú no tienes las cuotas de los socios para llenar los bolsillos.

Tampoco eres un “funcionario” que trabajas poco para cobrar aún menos echando muchas horas al día.

Tú hubieras llenado el club de un agradable aroma a beicon a las 12:30.

Y yo hubiera puesto el queso.

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