Un jugador de toda la cancha.

Un jugador de toda la cancha.

Cuando tuve la entrevista para ingresar al lugar donde me desempeño actualmente, ya hace un par de años, recuerdo que en un momento me hicieron una pregunta del estilo: “Supongamos que terminaste tu tarea, y ves al lado tuyo un compañero que está ocupado…¿qué es lo que harías?”. Más allá de que la respuesta que cualquiera puede dar siempre va a sonar de manual, en mi caso (y perdón por la metáfora de fútbol para aquellos que no son aficionados) siempre me gustó considerar que soy un jugador de toda la cancha. Mi puesto natural en cualquier partido - y diría en la vida- es de mediocampista central, más del estilo recuperador, pero reconozco que a veces me vestí de defensor cuando había que estar bien cerca del arco, y en mis mejores días me veo capaz de ser un volante por derecha rápido y con llegada al gol. Pero repito, mi posición es mediocampista central porque si tuviera que ser defensor o volante por derecha todos los días, claramente mi equipo recibiría muchos goles y probablemente convierta menos.

“Una cadena es tan fuerte como el más débil de los eslabones que la forman” dicen por ahí y en un equipo de trabajo, sea cual fuere la actividad a la que se dedique, esa cadena todo el tiempo tiene tensión encima. Más o menos, según el día, pero siempre está tensa.

Y por eso, confiar en tu compañero a nivel 360° se vuelve el arma más poderosa para transformar esa presión de la cadena en el empuje para “arrastrar” los proyectos a buen puerto. Confiar en 360° implica apoyarse en el colega de escritorio, pero también en los supervisores, y también en aquellos que son colaboradores ocasionales.

Es un desafío elegirlos, claro que sí. Muchas veces la habilidad de jugar en varias posiciones no viene adquirida, sino que se tiene que aprender, a través de observar y entender, de preguntar cuando es necesario y escuchar de aquel que naturalmente“juega en esa posición”. Pero esa tarea se ve recompensada cuando de a poco, los objetivos fluyen en la dirección correcta, las ideas suman (incluso las que son descartadas luego) y sobre todo, cuando no hay tarea que no se resuelva, sea por quien la tenía asignada o por otro integrante del equipo que pudo aparecer en el momento justo. ¿O acaso no hubo muchos partidos donde el gol de la victoria no lo hizo el delantero sino el defensor que menos atacaba?

Un equipo donde cada uno sabe su rol y lo cumple a rajatabla es la meta de cualquier líder, y el objetivo más real. Pero un equipo donde además de eso, hay un lazo de unión entre los integrantes que los vuelve pequeños camaleones capaces de cubrir otro rol por unos momentos y a la vez colaborar desde distintas perspectivas. ¿Que es más difícil conseguirlo? Claro, pero también es lo que marca la diferencia entre grupos de buenos profesionales y equipos de buenos profesionales pero también buenos compañeros.

Fabio Javier Fernandez

Como coach estratégico y ejecutivo, mi enfoque se centra en inspirar y transformar a emprendedores en empresarios exitosos. Coach Profesional Ontológico & Ejecutivo. ICF International Coaching Federation

8 años

Una excelente descripción del trabajo en equipo. El egoísmo genera sólo mala predisposición. El equipo logra sus objetivos que le fueran asignados. Felicitaciones por el artículo.

Marina Berrutti

Coach Empresarial y Capacitadora Internacional en IANLPAC

8 años

Me gustó mucho, excelente nota!

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