UN LIBRO IMPRESCINDIBLE PARA MAESTR@S Y PROFESOR@S

El nuevo libro de José Antonio Marina (Ariel, noviembre 2017), aunque se ha editado en el contexto de la colección Universidad de Padres, de obras más bien divulgativas, es en realidad un ensayo exhaustivo, riguroso y, como siempre muy bien escrito, en la línea de aquellos que Marina publicaba en Anagrama, desde que en 1992 ganase su XX prestigiosísimo premio, con Elogio y refutación del ingenio.

Escrito con la colaboración de Mariola Lorente Arroyo (Licenciada en Filosofía y Máster en Estudios Avanzados en Filosofía por la Universidad Complutense) y María Teresa Rodríguez de Castro (Licenciada en Derecho e investigadora académica), El bosque pedagógico es casi una Tesis Doctoral sobre Educación y, desde luego, un exuberante y erudito repaso a la bibliografía que existe sobre el tema. De ahí el "bosque" (en este caso de la pedagogía), como en anteriores obras fue "la selva" (del lenguaje) o "el laberinto" ( de los sentimientos). Pero lo importante es que el sabio filósofo se erige, una vez más, en el astuto guía que nos muestra el mapa para que consigamos "salir de él" en un estupendo epílogo, cuando en medio de la lectura del libro nos sentimos abrumados por la gran cantidad de árboles y sendas que en la espesura no parecen conducir a ninguna parte.

El libro se subdivide en dos partes fundamentales tituladas respectivamente "aprender" y "enseñar", y en la dicotomía agónica (en el sentido etimológico del término) que se plantea entre el paradigma de la enseñanza tradicional (en la que el docente era/es el protagonista) y el paradigma nuevo (que pone el acento en el alumno), apuesta por una vía sintética, que l@s autor@s denominan el paradigma ultramoderno, y que trasciende a ambos.

Con la lucidez habitual JAM expone las conocidas carencias de la enseñanza tradicional, pero también muestra las "grietas" del nuevo paradigma, que no está exento como aquél de contradicciones, y que muchas veces se fundamenta en mitos indemostrables y, sobre todo, de difícil aplicación en las aulas.

Así en uno de los pasajes emblemáticos del libro Marina se formula preguntas retóricas del tipo: "Qué es aprender, cómo se aprende, quién aprende, dónde se aprende y qué hay que aprender. Las propuestas han sido muchas, lo que es signo de vitalidad, pero también de confusión. El paradigma nuevo ofrece muchas posibilidades pero presenta grietas que hacen presagiar un posible cambio (...) En el paradigma tradicional, la figura del maestro estaba claramente definida. Era la fuente principal de información, la autoridad de referencia, el que determinaba qué y cómo se estudiaba. El conocimiento descendía desde esos respetados personajes, para llenar la memoria del alumno. En el nuevo, el alumno es el protagonista, y el docente tendrá que adquirir nuevas competencias para conseguir los objetivos de la educación, que se han hecho más ambiciosos, más variados, más imprecisos".

De especial interés para maestr@s y profesor@s resulta la convicción del filósofo de que lo importante no es enseñar sino que l@s alumn@s aprendan. "imaginemos -advierte José Antonio Marina, en otro pasaje paradigmático de El bosque pedagógico- a un profesor que diera una estupenda clase de física cuántica a niños de primaria. No podría decirse que les hubiera enseñado nada" y añade "No hay enseñanza sin aprendizaje (...) El docente debe saber si sus alumnos están aprendiendo para saber si realmente está enseñando. Esto no quiere decir que él sea el responsable si eso sucede. No estamos en una perspectiva culpabilizadora sino pedagógica".

Estoy totalmente de acuerdo con Marina. Suelo decirles a mis alumn@s que un examen es una especie de espejo. Cuando lo cumplimentan, ell@s, sus conocimientos, se reflejan en él. Sin embargo, cuando yo me pongo a corregir, sus páginas ahora me reflejan a mi, es decir, lo que he han aprendio o no, a través de mi. Sus notas son mis notas, mucho más allá de cómo me evalúen a final de curso en sus valoraciones anónimas. Lo importante no es lo que les he enseñado, sino lo que han aprendido. "De la misma manera que la función de los profesionales de la medicina -puntualiza Marina en una comparación especialmente brillante- no es saber mucha medicina, sino curar, así también la de los docentes es lograr que los alumnos aprendan. En ambos casos quien sana y quien aprende es el receptor. Por eso maestros, profesores, entrenadores, coaches, psicólogos clínicos, terapeutas, etc., deben ser expertos en aprendizaje".

Por fin, en el epílogo, llegan las propuestas de salida de El bosque pedagógico . En primer lugar, relama una Facultad de las ciencias del aprendizaje y de la educación "como receptora de conocimientos, impulsora de la innovación y emisora de propuestas para expandir el talento en todas sus dimensiones". En segundo lugar frente al paradigma nuevo descrito con el acrónimo CASC (Constructivo, Autorregulado, Situado, Colaborativo), señala que el paradigma ultramoderno "ERCACE" debe presentar los siguientes seis rasgos : Evolutivo, Reticular, Constructivo, Autónomo, Creador y Ético.

Y es que, tal vez, sin darnos cuenta la responsabilidad de las personas que de una u otra manera nos dedicamos a la enseñanza es "formar" a un nivel consciente, pero también "trans-formar", sobre todo a nivel inconsciente, es decir, educar el carácter para conseguir alumn@s o hij@s felices, inteligentes, buen@s y triunfantes.

P.S: Por cierto, no se pierdan la bibliografía, sacarán interesantísimas lecturas para todo el año.



Margarita Mir Peinado

Maestra en DEPARTAMENT D'EDUCACIÓ I FORMACIÓ PROFESSIONAL-GENERALITAT DE CATALUNYA

7 años

Marina siempre aporta lucidez. Me lo compraré. Gracias.

Eulàlia Ventura Serra

Proyecto para jóvenes y con jóvenes (en construcción)

7 años

...evocadora imágen la de BOSQUE, para designar la pedagogía...me ha recordado un buen libro de Martin Heidegger: Caminos de Bosque. Esos caminos que aparecen de repente en pleno bosque, en plena búsqueda o pérdida (que deberían ir de la mano), y que no sabes a dónde te conducirán, pero adentrarse en ellos es ya aceptar por compañero de camino al misterio. No me parecen tan acertadas las imágenes de LABERINTO para los sentimientos y SELVA para el lenguaje...quizá hay que ser mujer para experimentar que justamente son intercambiables: pensar es un laberinto, emocionarse es una selva. Y para acabar, agradecer esta distinción entre enseñar y aprender, que las nuevas tecnologías han cuestionado radicalmente. Quedaría profundizar en un aspecto esencial hoy en día...¿QUÉ ES APRENDER? ....tengo ganas de leer el libro. Gracias.

Muy interesante, Me ha gustado la reflexión que hace sobre la enseñanza y el aprendizaje. Me gustaría leer el libro.

Dr. Joaquim Valls

Presidente del Instituto de Programación Neuro-Caligráfica

7 años

Bueno, lo realmente interesante es el libro...

Jorge Estrella

Chief Educational Officer at Star Educational Counsulting LLC

7 años

Muy iinteresante el artículo, gracias por compartir.

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