Un museo en el metaverso: Retrospectiva y post-mortem
Aquellos meses de la fiebre: Museos en la ola de los NFTs
La primavera bullish de los NFTs y los metaversos –universos 3D persistentes y accesibles en línea– demostró que, a pesar de las fracturas culturales, los museos tienen futuro para rato.
Durante el confinamiento por la pandemia, instituciones como el Louvre, el MET y el British Museum, echaron mano a recursos digitales, estableciendo galerías en línea y dando los primeros pasos hacia museos virtuales con tecnología VR. Este giro hacia lo virtual, acentuó tendencias en curso desde hacía al menos dos décadas, enfocadas en:
Por tanto, la gamificación del espacio y la realidad aumentada ya enfilaban proas al futuro del museo en el metaverso. Ejemplos como la Replica app del MET en 2023 (ahora descontinuada) y la exposición online Invisible Aether del Hermitage mostraron cómo la tecnología más reciente se tocaba con aquellas orientaciones.
Sin embargo, el mayor impacto quizás vino de iniciativas autónomas y autogestivas en los márgenes de las industrias creativas. Museos nativos del metaverso, como el Musée Dezentral, el VOMA, el Museum of Crypto Art y el African Crypto Museum, promovieron la democratización del arte, el acceso global y la monetización como mantra.
Pero cuando corrió el velo de Maya que cubría la especulación en los NFTs de arte durante 2021, llegó el momento de hacernos algunas preguntas.
Augurios y problemas
Favorecidos por los trading volumes afiebrados de NFTs, los museos nativos del metaverso rompieron todas las reglas. La accesibilidad y el valor exhibitivo fueron innovadores. Algunos, como el 6529 Museum of Art, permitieron experiencias insólitas: los avatares podían saltar y tomar perspectiva de la ciudad virtual y darse de narices con los cuadros.
El mismo mito capturó antes al mundo crypto: los museos metaverse soñaron con la adopción masiva. La tecnología permitiría a los artistas vender sus obras a un público global, sin barreras físicas ni –en ciertos casos– tarifas de entrada. Fue un sueño demasiado bueno para ser real.
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La democracia expositiva del concepto, hizo de estos museos usinas híbridas, con capacidad para rotar muestras con el mercado típico de galerías. Como vimos en el Metaverse Fashion Week, se abrían incluso posibilidades para colaborar con marcas a escala global.
Pero, más allá de la visión ingenua sobre la universalidad de internet, ¿por qué estos espacios son hoy mundos deshabitados? Surgieron varios problemas:
Todo hizo de estas experiencias una hazaña fracasada.
Algunas conclusiones que han dejado los museos en el metaverso:
En el arte digital, el compromiso comunitario y la dedicación a largo plazo son clave.