Un paso de paso en paso
Te escuché una vez decir que los problemas relacionales se deben a dos motivos: una conversación pendiente o no llevada de la forma adecuada y a decir “sí” demasiado rápido y “no” demasiado tarde. Del segundo motivo, me pusiste un ejemplo que no olvido porque me hizo reír. Me dijiste: “Es como cuando un día te dejan el cepillo de dientes en casa y al cabo de un rato tienes mujer, tres hijos y una hipoteca. Ahí lo tienes, dijiste ‘no’ demasiado tarde”.
Mientras reía me di cuenta de algo más: de qué poco sirve la rigidez de la solemnidad frente a la seriedad de la flexibilidad, una idea que ya habías mencionado con anterioridad. Se puede entender bajo la exigencia y se puede comprender a base de excelencia. Ya me lo decías: no es lo mismo “comprender” y “entender” aunque lo confundamos a menudo. Lo de “no es lo mismo” también te lo escuché cantar pero en aquel momento sólo estaba pendiente de la melodía y no de la letra.
Una tarde, ya hace unos cuantos años, me diste un consejo no solicitado y por ello me costó dejarlo entrar. Me contaste que la mejor forma de responder era dejando botar la pregunta antes de golpearla. Usaste el tenis para que lo entendiera. Tardé años en descubrir el verdadero significado de aquello por la forma en que se produjo la conversación pues como me dijiste tiempo después, los consejos no pedidos acostumbran a ser improductivos.
Con lo de dejar botar la bola me saltó la chispa cuando un día me preguntaste: “¿Escuchas para contestar o escuchas para comprender?”. Hay un momento para golpear la pelota al igual que hay un momento para responder. Y qué sensación tan increíble me produjo experimentar esa frase tan tuya de “me saltó la chispa”.
Y ayer, ayer mismo, me contaste que "todo puede simplificarse" e intuí que me va a servir esa idea. Me lo creo y de ahí que lo vaya a crear, un concepto que desde que te lo escuché también se mueve por dentro.
Y termino con una disculpa y un deseo.
Perdona que no retenga “cuándo” y “dónde” me dijiste todo esto y también que me cueste ponerte todos tus nombres: déjame llamarte “conocimiento” para llamarte de alguna manera. Prometo pasar a llamarte “sabiduría” cuando me lo pida a quien le sirvan estas líneas.
HR Senior Consultant
7 añosMe sirvió, me sirve y me servirá Nando!