Un rotundo si: La gastronomía sustentable es posible
Desde no sé que época revisaba en mis libros de administración que las organizaciones eran entes sociales. Y tal cosa implicaba que tenían una estructura flexible (lejos de ser cuadriculada, como en la teoría clássica pensaban).
Sus límites eran permeables, por lo tanto.
Dado esto, ellas tenían una responsabilidad con su entorno inmediato y con el subsistema económico del cual formaban arte y parte. Bastante cierto.
También un número de gente pensaba que era suficiente entonces con ayudar causas nobles e involucrarse de cuando en cuando en proyectos comunitarios. Seguro que existía también los que se direccionaban a pensar que ya era más que suficiente con su contribución fiscal, pues quien mejor que el Estado para distribuir eso a los desprotegidos. Y claro, en partes así es.
El tema que está en el tapete y que traigo a colación es, ¿qué nivel de impacto podría tener el emprendedor que se inicia y más aún el emprendedor gastronómico?
Con esa duda me puse a investigar en algunas páginas y para mi sorpresa hay un gran movimiento de corte mundial, pues se trata en principio de apuntar hacia la ecología en los insumos obtenidos y también en la reducción de desechos.
Positivo e importante es:
- Procurar una relación equilibrada entre los productores y emprendedores que ayuden a organizarse.
- Promover el consumo de productores locales para evitar mayor gasto de combustible en los traslados.
- Disminuir a la mínima expresión los desechos plásticos y sustituirlos por otros más biodegradables.
- Planificar los inventarios para evitar al máximo la merma y los desperdicios que por descomposición producen CO2.
Y muchas iniciativas más, que desarrollé en mi blog.
¿Te anotas o no?