Un verdadero triunfador es el que busca eternamente su estrella
Hablar aclara.
Hablar aliviana.
Hablar sana.
Un triunfador busca eternamente hablar con claridad.
Un triunfador busca internamente hacer brillar su verdad.
Un verdadero triunfador busca siempre que su estrella interna brille sana y libremente.
¿Cuántos sentires nos estamos callando por miedo a lo que otros piensan?
¿Cuánto nos estamos reprimiendo de opinar, de contar o de hablar porque se van a burlar, o porque "no es mi lugar"?
¿Cuánta injusticia veo pasar y me callo por "no interferir en el statuquo"?
¿Cuánta energía reprimimos?
¿Cuánto amor nos reprimimos?
¿Cuánto dolor cargamos?
Un triunfador busca eternamente su estrella y no pide permiso para brillar.
Y si incomoda, bienvenida incomodidad.
¿Pero esto de brillar qué es realmente Yael?
Pues si brillo me rechazan. Si brillo, me miran feo. Si brillo, otros se sienten mal. Si quiero ayudar a solucionar y me voy por encima de mi jefe, me ponen etiquetas. Si quiero participar activamente de un proyecto, soy "esto otro". Todo el tiempo etiquetando a quien quiere aportar, como a quien no quiere aportar.
Un triunfador busca internamente su estrella y se hace responsable de sus pensamientos, actos y resultados.
Es tiempo de hablar con claridad, con amor, con empatía y sinceridad.
Es momento de romper silencios y permitir que la luz ilumine.
Es momento de expresar sentimientos y permitir que los conflictos afloren.
Es momento de no callar más, no aparentar más, no cuidar la imagen de cómo decirlo sino cuidar el corazón y el cuerpo cuando no se dice lo que se tiene que decir.
Lo que no se dice lo atrapa el cuerpo.
Las palabras destruyen y construyen. Lastiman y sanan.
Son sable y son flor.
¿A donde va lo no dicho?
¿A donde va lo dicho de más?
Al cuerpo.
Amo a mi cuerpo por eso no me quedo con nada por dentro o al menos lo intento.
Un triunfador busca eternamente su bienestar: mente, cuerpo y alma en armonía es su mayor prioridad.
Es hora de charlar. Es hora de que las charlas sean un lugar donde todos puedan brillar. Esas charlas en las que todo se detona sirve para:
Temporada en las corporaciones, en los equipos, en las familias, en las relaciones laborales, de darle forma a la voz. Dejar que salga lo que el corazón tan reprimido tiene.
Darle vida.
Darle aire.
Darle amor.
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Es hora de considerar relacionarnos todos como triunfadores. Como todos exitosos, todos talentosos, todos capaces de brillar.
El éxito no solo es fama, aceptación, popularidad, prestigio, superar una experiencia difícil o cumplir una expectativa social. El éxito también es transitar nuestras propias sombras y oscuridades y observarnos al hacerlo, sin juzgarnos, sin calificarnos, ni criticarnos, pues solo desde allí es que podemos reavivar, una y otra vez, nuestra propia luz.
El éxito es superarnos a nosotros mismos, una y otra vez.
Un triunfador busca eternamente su estrella y no pide permiso para expresarse, lo hace porque sabe que para brillar y triunfar tiene que pasar por fuego su propia voz.
Pues....
Brillar no es apagar al otro porque mi luz es la más importante.
Brillar no es ser mejor que otro o ver cómo supero al otro para sentirme importante, valioso, superior o insuperable.
Brillar no es un acto de imponer mi conocimiento o mi verdad sobre la verdad de otros.
Brillar no es un acto para comparar cantidad de “conocimiento, número de seguidores, nivel de influencia, de visibilidad, cantidad de personas conectadas a un zoom, live, etc.
Brillar no es un acto para competir y ganar como si fuera una carrera de quién brilla más fuerte.
Tampoco es un acto de magia.
Brillar es un acto de amor propio.
Brillar es para quienes se atreven a verse a sí mismos, quienes observan sus sombras y mier… para iluminarlas, limpiarlas, corregirlas, trabajarse, perdonarse y poder conectar con el alma, seguir su guía y dirección.
Brillar es TOMAR LAS riendas de la propia vida: hacerse cargo de todo, y esto no es para todo el mundo: (y es válido).
La iluminación como proceso de auto-conocimiento es profunda e intensa, y requiere energía y tiempo, virtudes que hemos descuidado.
Brillar es vivir de acuerdo a lo que sentimos: es hablar de acuerdo a lo que pensamos, es expresar de acuerdo a lo que genuinamente vivimos.
También es dejar de juzgar porque no hay bien o mal, sino la vida que escogió cada quien.
Brillar requerirá trascender patrones mentales - conductuales bien clavados en la psique que se resistirán a los cambios que surgen del alma.
Brillar duele. Por eso el camino de los triunfadores no lo atraviesa cualquiera. No todos quieren el dolor de poner al impostor de frente y hacerse cargo.
Brillar empodera, porque es reconocer que tu luz no se apaga al menos que tú quieras.
Brillar es vivir sin miedo porque puedes ver tu divinidad siendo humano.
Es hacer lo que te alegra el corazón sin buscar la aprobación de nadie pues eres el que diseña, crea y manifiesta su realidad a su forma, tiempo y manera, desde la certeza de que eres una lámpara cuya luz no la puede apagar cualquiera.
CONCLUSION.
Es tiempo de abrir canales, de mejorar la comunicación, de abrir espacios sanos para conversar, donde poder expresarnos con honestidad y sinceridad sin temor a ser heridos, criticados y juzgados.
Lo que te molesta, expresarlo.
Lo que te encanta, expresarlo
Lo que te enoja o disgusta, decirlo.
Lo que te alegra y disfrutas, decirlo.
Cada emoción merece ser atravesada por su autor, aunque a veces no hayan palabras para hacerlo, dejar que el cuerpo se manifieste y libere lo que retiene.
Darse ese regalo, te lo mereces. Regalar este regalo a otros. Permitir que todos puedan manifestarse sin crítica, sin juicio, sin competencia ni comparaciones.
Y con quien sientas tener esa charla sincera, invitarle a eso.
Simplemente a charlar a corazón abierto, a regalarse ese tiempo y estar en presencia con escucha activa, reciprocidad y entrega.
Ya es hora que los triunfadores alcen su voz, den la cara, inspiren a otros a brillar. Pues un mundo lleno de luz es más bonito que uno con oscuridad.
xoxo
YAEL