Un virus que se volvió viral
El Corona virus aparece y logra entubar a la humanidad dentro de un pipeline de salvación. Pero la esencia suicida del hombre le evitará hacerse cargo responsablemente de sí misma. El ser humano tiene la facultad del egoísmo. Y aplica esa facultad porque toma la decisión serlo, porque la mayoría de las veces la aplica consciente. Y otras decide, involuntariamente, accionar para perjudicar a otros en la creencia de hacer el bien. Me hice amigo de Mr Spock, un vulcano que solo conocí por medio de la televisión y muchas veces dijo “La necesidad de la mayoría pesa más que la necesidad de los pocos” y algunos pudieran pensar en el colectivismo como consecuencia de ese pensamiento. Sin embargo, el colectivismo es lo más alejado del bienestar común. Prueba de ello es el Socialismo. Y hoy, cuando el mundo deja de lado sus propias ambiciones y piensa en los muchos debido a un enemigo común, me pregunto cuánto falta para que alguien empiece a conjeturar la culpa de esto a algún gobierno. No importa cual gobierno sea el blanco de sus difamaciones, la naturaleza de sus alegatos serán siempre los mismos: el virus se escapó de un laboratorio donde lo desarrollaban como arma biológica en la consolidación de ser el hegemón del mundo
Sin embargo, los hombres son iguales y hay unos que son más iguales que otros. Cómo nunca antes en la historia de la humanidad, tenemos las herramientas, el conocimiento, la experticia y la voluntad para poder luchar contra este virus. Llevará su tiempo, pero es conciencia colectiva que podemos confiadamente esperar pronto con una solución. Vendrá la vacuna que nos protegerá, el medicamento que curará a los enfermos, derrotará al virus y todos podremos vivir nuevamente nuestra agobiante vida normal. Pero esto tomará tiempo, tal vez años. Y aquí quiero aterrizar.
Vamos a soñar: digamos que se encuentra la vacuna contra el Covid-19 y por gracia divina no muta, paso seguido hay que fabricarla, envasarla, empaquetarla, distribuirla y aplicarla. Toda una suerte de Supply Chain Management aplicada al más alto nivel. Fabricar miles de millones de vacunas conlleva a realizar un proceso industrial gigantesco, una organización de relojería complicada y bien aceitada. Es un reto gerencial único, apasionante y solo para pocos entendidos. Aquí es donde tengo miedo. ¿Cómo confiar en la experticia de nuestros gobernantes latinoamericanos? ¿Cómo pagarán las vacunas? ¿Cómo las distribuirán? ¿Con qué infraestructura, con que personal, con qué gerencia? ¿Tendrán la sapiencia de solicitar la participación de la gerencia y de personal calificado de la empresa privada? No lo creo. Pero si estoy seguro que aquí en Venezuela, nombrarán otro jerarca vestido de verde cuando sabemos por experiencia propia los resultados de la gestión de quienes usan ese tipo de vestimenta en nuestro país. Que Dios nos agarre confesados. Es en la empresa privada donde podrá estar quienes encuentren solución a este fenómeno mundial.
Estarán de acuerdo conmigo que este momento no será un momento, esta situación afectará al mundo por unos cuantos años. La normalidad será otra y en esa otra creo importante aportar algo de valor a esta nueva realidad. Al surgir nuevos enfoques de cómo realizar nuestro trabajo diario, nuevos índices de productividad y de eficiencia, Internet y la interconectividad son opciones de las más válidas. Un lienzo donde poder dar algo de nosotros para beneficio de los demás. Trabajar y estudiar en casa crecerá a un ritmo mucho más acelerado que hasta ahora. Tengo unos cursos para ser tomados por Internet, pero quisiera ver qué otras opciones se les ocurre para paliar, de alguna manera, la terrible crisis económica que se nos avecina.