Un vistazo rápido a la futura ZBE de Bilbao

Un vistazo rápido a la futura ZBE de Bilbao

El Ayuntamiento de Bilbao ha publicado su propuesta de delimitación y ordenanza de la futura Zona de Bajas Emisiones (ZBE).

Y tras leer detenidamente la (todo hay que decirlo) escueta nota de prensa, decepción es una de las primeras palabras que me vienen a la cabeza.

En primer lugar, creo conveniente hacer un par de puntualizaciones con respecto al contenido publicado: 

  • La apuesta de la UE por mejorar la calidad del aire es evidente, pero, si no me equivoco (corrígeme, por favor, en caso contrario), no hay ninguna directiva específica que obligue a delimitar ZBEs. Obviamente, esta figura contribuye a reducir las emisiones, pero su soporte legal es la Ley 7/2021 de Cambio Climático y Transición Energética, que transpone la Directiva 844/2018 que modifica la Directiva 2010/31/UE (eficiencia energética de los edificios) y la Directiva 2012/27/UE (eficiencia energética).
  • Las muertes prematuras atribuidas a la contaminación del aire en España son en torno a 24 200 víctimas anuales según datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente (año 2020), no 10 000, como señala la nota de prensa. Si durante la época más dura de la pandemia, el recuento de fallecidos suponía un desgarro emocional, las muertes ocasionadas por la contaminación (y otras que se producen de forma masiva) deberían tener el mismo efecto. Conviene recordar también que cada vez más estudios sugieren una correlación entre gravedad de las enfermedades de origen vírico y exposición a niveles elevados de contaminación y que las muertes prematuras con la cúspide de la pirámide, con decenas de miles de personas que, en los escalafones inferiores, ven su calidad de vida mermada debido a la contaminación atmosférica, lo que traduce en un aumento del gasto sanitario, bajas laborales, etc.

Aclarados estos dos puntos, lo admito: la propuesta, vista desde una perspectiva ambiental, me chirría.

Un estrategia que se dilata 6 años

El plazo de 6 años que se concede el ayuntamiento, me parece, sinceramente, excesivo, más teniendo en cuenta que esta medida tenía que haber entrado en vigor a principios de este año.

Soy consciente de que su puesta en funcionamiento va a ser progresivo, pero la nota de prensa no da ninguna pista de cómo va a ser ese proceso y creo que la urgencia de la crisis ambiental a la que nos enfrentamos no admite margen de maniobra.

Si para el 2030 no estamos inmersos hasta las trancas en un cambio absolutamente radical de nuestra actual forma de vida, el futuro que nos espera puede ser una auténtica pesadilla.

Unas restricciones sujetas al reloj y el calendario

Con respecto a las restricciones, me ha chocado bastante que la futura ZBE esté activa solo durante unas horas al día, de lunes a viernes entre las 7.00 y las 20.00 horas.

Obviamente, son las horas de mayor tráfico, pero a partir de las 8 de la tarde, los coches contaminan lo mismo que las 12 del mediodía.

¿Se corre el riesgo de variar ciertos hábitos, dejar, por ejemplo, las compras para los fines de semana y trasladar parte del problema que genera la libre circulación? No lo sé, pero tampoco me extrañaría.

¿La ZBE va a ser de aplicación los días festivos? ¿Durante la Aste Nagusia?

Una delimitación acertada, pero que habrá que mirar con lupa

En lo que respecta a la delimitación proyectada, en principio parece acertada, ya que se corresponde con una zona de elevado tráfico y, por tanto, emisiones significativas.

No obstante, me queda la duda de si se incluyen vías con tráfico denso como puede ser la calle Autonomía (el mapa presentado no lo deja del todo claro) o si se han analizado otras zonas de la ciudad como Deusto, que también soporta un elevado número de vehículos.

Asimismo y como bien apuntan desde Ekologistak Martxan en un artículo publicado por Ecoticias, el área incluida se corresponde con una de la zonas de mayor renta familiar. Si añadimos que las restricciones no van a ser de aplicación para los residentes censados en la ZBE, podríamos estar favoreciendo aún más a una zona ya de por sí acomodada.

En resumen

El poso que me deja la propuesta es que existe un pánico absoluto a tomar medidas de calado para hacer frente a la crisis ambiental (y no solo en Bilbao).

Anteponemos una y otra vez el business as usual a la posibilidad de crear un futuro digno.

Si convenimos que nuestro principal baremo para tomar una u otra decisión va a ser el dinero, ¿qué crees que tendrá un efecto más perjudicial sobre nuestra economía a largo plazo: la contaminación del aire, que también conduce al cambio climático, o cambiar la forma de desplazarnos por la ciudad?

Yo, personalmente, lo tengo bastante claro



Julen Rekondo Bravo

Técnico, asesor y comunicador ambiental

1 año

Judit Urquijo Algunas reflexiones de forma rápida. El efecto rebote: Esto puede ocurrir cuando la restricción del tráfico en la zona de bajas emisiones conlleva el desplazamiento del mismo tráfico al entorno circundante, y por tanto, no supone un impacto positivo más allá de la zona de bajas emisiones. Por ejemplo, nos podemos encontrar un incremento del tráfico en la plaza de Zabalburu, en la calle Autonomía, Campo Volantín… La paradoja es que podemos reducir las emisiones en el área central de la ciudad e incrementarlas en las calles colindantes. A falta de conocer de forma más detallada los informes sobre los que se sustenta la limitación de las zonas, creo que este puede ser un problema importante. Por otra parte, creo que llevar su plena ampliación hasta el 2029 es excesivamente largo. No me queda claro las progresivas fases y contenidos de la misma para su plena aplicación. Las ventajas derivadas de la progresiva implantación de las ZBE (calidad de vida, ruido….), tienen que irse progresivamente implementando en el conjunto de la ciudad. Es la mejor forma de ir aplicando las políticas redistributivas derivadas de una ciudad más sostenible y no limitarse a determinadas zonas.

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