Una pequeña reflexión sobre las trampas del ego...
“Because one believes in oneself, one doesn't try to convince others. Because one is content with oneself, one doesn't need others' approval. Because one accepts oneself, the whole world accepts him or her.” Lao Tzu.
Esa frase de Lao Tzu me llegó hace tiempos y volvió a aparecer recién, tomando un significado mucha más relevante para mí.
Mientras más acompaño a personas a través del coaching, más me doy cuenta de cuánto podemos ser autoexigentes y autocastigadores y que el amor propio es la base de una vida plena y consciente. Cuando tienes problemas de autoestima, puedes tener la tendencia a entregarte demasiado en tus relaciones para recibir la aprobación del otro. No te das cuenta que, haciendo eso, estás entregando tu poder personal. En el fondo, estas menospreciándote. Que alguien te apruebe o desapruebe no significa nada sobre quién eres. Es simplemente la mirada del otro. Es la responsabilidad del otro, no la tuya. El ego es muy atado a la imagen propia y necesita retroalimentación positiva. Todos la necesitamos en algún momento de nuestra vida por un tema de inseguridades que nos tocará trabajar (o no…).
El rato que tu te apruebes a ti mismo, que tu te valoras y te aceptas, los demás le harán. El ego nos quiere hacer creer que el amor y la felicidad dependen de los demás, de circunstancias externas. Lo veo como una estrategia de sobrevivencia del ego. Para mi, el amor y la felicidad empiezan con el amor propio. Y porque te amas y te valoras, te haces respetar y pones limites sanos en tu vida. El rato que crees en ti mismo, no necesitas convencer a los demás. Simplemente, estás siendo tu mismo. Pude ver recién como una colega acompañó desde la humildad y la autenticidad de su ser, a todo un equipo de altos mandos de una empresa para que se genere conciencia, autoconocimiento y entendimiento del otro. Fue una gran lección para mi ego. En ningún momento, mi colega buscó reconocimiento. Estuvo nada más feliz de haber podido contribuir. Porque ella cree en si misma, no intenta convencer a nadie. Porque está contenta consigo misma, no busca la aprobación de los demás. Y porque se acepta a si misma, el mundo entero la acepta plenamente. Gran y bendita lección…