Una vida con sentido: Motivación o sacrificio

"A un basurero le preguntaron "y tú, a qué te dedicas!"? "A recoger las basuras!!!” contestó malhumorado al recordarle la precaria consideración de su trabajo. A su compañero, le hicieron la misma pregunta, y sin embargo éste contestó "yo me encargo de que mis calles sean las más limpias de la ciudad". Cuando habló, sus ojos expresaron que su rutina tenía sentido, y aunque el esfuerzo del duro trabajo de basurero era exactamente el mismo para ambos, para este último esto no suponía un sacrificio ni una penalidad.

... (...) o buscamos el sentido a cada obligación de nuestro día a día, como el basurero, o estaremos eternamente enojados. Es muy simple: o motivación o sacrificio, tú eliges, porque no hay más.

Y tú, con qué basurero te quedas?”

Cristina Gutiérrez, codirectora de La Granja Escola de Santa Maria de Palautordera

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Esta historieta me llegó recientemente de la mano de una publicación comercial que mensualmente reparten cerca de la escuela de mis hijos, consiguiendo ahondar en una reflexión personal sobre el porqué de nuestras acciones y el propósito en la vida.

A lo largo de la vida nos enfrentamos a una variedad de situaciones que pueden desestabilizar nuestra razón de ser, desde romper una relación de pareja hasta abandonar un país o un trabajo buscando nuevas oportunidades.

Las dudas aparecen y nos preguntamos qué hemos hecho con nuestra vida hasta entonces, pero sobre todo, que vamos a hacer con ella a partir de entonces.

Nuestro entorno no acepta fácilmente hacer las cosas “por deber”. Todas las industrias bombardean «felicidades» inmediatas y cada vez somos menos los crecidos entre dichos como “primero las obligaciones y después las aficiones” martillando sobre nuestras cabezas.

Por supuesto, hacer las cosas por pura “apetencia” es sano y absolutamente necesario. Aun así, también existen las «rutinas» y las dificultades diarias que afrontar, obligaciones que configuran nuestro carácter, pautan nuestro día a día y que, tal vez, entren en conflicto con el sentido de inmediatez que nos desborda. Por eso, para que el esfuerzo sostenido tenga sentido, se requieren grandes dosis de motivación.

La motivación es la causa de una acción. Proviene del latín motivus  (movimiento) y del sufijo -ción (acción y efecto). De algún modo, es sinónimo de propósito, causa, fundamento, estímulo, dirección, sentido, etc. Esto es, todo lo contrario a la inmediatez que nos venden, porque sin motivación no se nutre una vida con sentido.

Y, ¿por qué hay que dar un sentido a lo que hacemos cada día? Porque el ser humano soporta mal la ausencia de ilusiones.

Encontrar el sentido de la vida no es fácil y además es personalísimo. La reflexión que sirve a unas personas, no sirve a otras. La respuesta viene del interior de cada uno y debe satisfacer sólo a cada uno. Hay personas que lo encuentran después de atravesar profundas crisis existenciales. Otras, viven por inercia. Éstas, han olvidado que el antónimo de la vida no es la muerte sino la falta de interés por la vida.

Como dijo John F. Kennedy, “la conformidad es el carcelero de la libertad y el enemigo del crecimiento”.

Tener un objetivo en la vida, un motivo, un sentido, nos permite afrontar las obligaciones diarias, ayudando a distinguir lo esencial de las pequeñeces que nos roban tiempo y energía.

Por eso, el sentido de la vida es el conjunto de ilusiones que nos motivan e impulsan hacia la plenitud personal.

Una plenitud que nada tiene que ver con el concepto de triunfo y reconocimiento basado en modelos de éxito efímero, como el famoseo o la acumulación de pertenencias y desahogadas cuentas corrientes.

Yo me refiero a otro tipo de reconocimiento. Al reconocimiento como necesidad humana, de tan variable gradación como variable sea el ego, que en exceso nos destruye y su escasez nos vacía. De ahí la dificultad de encontrar la plenitud como equilibrio de paz interior, la que se siente al dar los pasos que uno quiere dar, fruto de las decisiones que uno ha querido tomar. Ese equilibrio es el éxito anónimo de aquéllos que encuentran un sentido, profesional o familiar, a su rutina diaria.

Por eso mismo ninguna profesión garantiza el éxito, sólo tu actitud y tus elecciones adaptadas a cada momento. Tu capacidad de transformación ante los escollos y vicisitudes de la vida, es lo que te hará distinto.

Y como la vida no es estática, a lo largo de la mía, que quizá acumule más episodios de los que corresponden a la media de la gente de mi edad, he ido encontrando preguntas y reflexiones que tal vez puedan serte de ayuda cuando busques el sentido de tu vida:

1. ¿Por qué cosas estoy dispuesto a sufrir? ¿Cuántas veces te han aconsejado que persigas tus sueños? ¿que hagas lo que te gusta? Y qué difícil dar con una respuesta que no sea fuente de frustración, ¿verdad? Con los años he descubierto la reflexión contraria. Aquellas cosas por las que estoy dispuesto a dejarlo todo son aquellas por las que vale la pena luchar.
2. ¿A dónde voy? La rutina nos absorbe. No planificamos nuestro futuro. Me pregunto si la vida que llevo hoy, aún con sus reconocimientos, conduce a mi vida ideal o me aleja de ella. Si uno no sabe a dónde va, no llegará nunca.
3.  ¿Qué haría si no tuviese miedo? Muchas veces es un miedo al fracaso y a la crítica social. El miedo inmoviliza. Hay personas que pierden toda su vida por miedo.
4. ¿Qué trabajo estoy dispuesto a hacer, incluso gratis? El dinero da seguridad y permite satisfacer algunas de nuestras necesidades. Reconozcámoslo, el dinero es importante, pero no es lo único que cuenta. Cuando te dedicas a algo que te llena y te hace sentir orgulloso, te sientes satisfecho aún ganando menos.
5. ¿Cuándo fue la última vez que me sentí vivo? Intento recordar esos momentos en los que me recorría tanta energía que era capaz de comerme el mundo. Ahí está la verdadera pasión que nunca debes dejar escapar. Sin ella, la felicidad es pura quimera. No tienes porqué reproducir esas sensaciones en cada uno de tus días, pero intenta vivir esos momentos de un modo frecuente. Si se espacian demasiado, reflexiona.

La autora de la historieta nos recuerda que “la motivación, la ilusión, dar un sentido a lo que haces anula la sensación de estar sacrificando tus días, tus horas. Tener intención, saber para qué hacemos algo, evita subir a la rueda de la vida de la desilusión, que te atrapa y gira a su ritmo, no al tuyo, y que parece que te lleve como pasajero dormido sin ningún poder de decisión.

Sólo nosotros elegimos el camino que hemos decidido tomar”.

Y tú, ¿has encontrado el sentido de tu vida?

Prácticamente al final de 3 días de una convención que he tenido el privilegio de organizar para más de 200 líderes financieros, me siento exhausto y con necesidad de una pausa invernal.

Os deseo lo mejor para este final de año y que disfrutéis tanto como yo prentendo hacerlo. Espero encontraros de vuelta en 2016!

Josep Ma.

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ABOUT THE AUTOR:

Josep-Maria Gascón is a lawyer by education, currently serving in a multinational chemical company in a finance role. He holds studies in political science and Masters in Tax from ESADE Business School. He also graduated in General Management from INSEAD.

Josep-Maria is a socially engaged citizen, frequent speaker and author on a large variety of topics such as leadership, organisational behaviour, tax excellence management, international trade & investment, climate & energy, youth unemployment, corporate restructuring and tax planning, etc.

He has been listed as “European Young Leader” by think-tanks EuropaNova and Friends of Europe (2013 & 2014). He won a prestigious “40 under Forty” Award, that recognises the top 40 lawyers under the age of 40 in the Iberian Peninsula (2011).

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[Disclaimer: My articles are personally written and edited by me. The opinions expressed here represent my own and does not represent the thoughts, intentions, plans or strategies of my past, present, and future employer(s). It is solely my opinion].