¡Upgrading urgente!

¡Upgrading urgente!

He leído en el periódico que los jóvenes en España se instalan en el pesimismo: el 63,7% cree que no cobrará pensión y el 52,9% que no tendrá vivienda en propiedad. Un escenario incierto, amenazante, inquietante por donde se mire. Esta noticia me ha hecho reflexionar.

El valor de las preguntas que no nos hacemos frecuentemente, para alimentar la reflexión y la búsqueda de respuestas y de soluciones que nunca nos hemos planteado. Algo así como un upgrading, un reseteo, una actualización para sacar nuestras mejores versiones que nos haga estar a gusto con nuestras vidas para tener más momentos felices.

En estos tiempos donde el tributo al ego reina, con las amenazas y peligros que esto conlleva, es fundamental no sólo pensar en nosotros, sino en los otros. Con generosidad, con ejemplaridad, con nobleza, con humidad, con magnanimidad y alegría contagiosa.

El otro día me llegó un anuncio para aprender inglés mientras se duerme. ¡Impresionante! La vida no es un camino fácil, es un camino complejo. Es una aventura para héroes y heroínas que entiendan y practiquen la cultura del esfuerzo, que hoy parece estar en vías de extinción. Para lo fácil, queridos amigos, no hay que estar disponibles. Esta ruta no tiene atajos y sugiero hacerla cargando en vuestras mochilas una serie de ingredientes como la ilusión, porque la ilusión tiene impacto en el mundo; con paciencia, que no es el aguantarse, sino el adaptarse a las diferentes situaciones y realidades; con compromiso que para mí es levantarte una vez más de las que te caes; y con una actitud positiva, sabiendo que la situación que vives no es un pozo, sino un puente, y de los puentes se sale para iluminar con especial intensidad.

Amigos, paradójicamente hoy la Tierra alcanza su velocidad máxima este 3 de enero: 110.700 kilómetros por hora. Pero como la hierba los grandes y trascendentes proyectos de nuestras vidas crecen de noche y sin que nadie los vea crecer, en silencio. Así se construye el éxito personal y profesional. El éxito no es algo que se persigue, es algo que se atrae. Y no lo trae Amazon ni llega en 24 horas a casa: hay que trabajar personalmente para mejorar, y el éxito te encontrará. Porque el éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo, como leí en algún sitio. Si miramos a nuestro alrededor nos daremos cuenta que las personas exitosas sobre todo han sido fracasadas, pero con una enorme particularidad: nunca se dieron por vencidas.

En estos días tan complejos que estamos viviendo, ¿qué es lo que verdaderamente tiene valor? Esta pregunta, y su respuesta, pueden tener muchas más implicaciones que las que a primera vista asoman. Sin entrar en miramientos metafísicos ni filosóficos, y limitándonos a una mirada estrictamente económica, es medianamente evidente que lo escaso tiene más valor que lo que abunda.

Me explico. Por ejemplo, el tiempo, que todos damos por descontado, puede ser hoy un bien muy escaso y por lo tanto de gran valor. Incluso me atrevería a decir que el tiempo puede valer más que el dinero. El que tiene tiempo para perderse en sus mundos, para estar con sus hijos o leer tranquilamente en el sofá de su casa, es hoy un millonario. Y un millonario obsesionado en incrementar su patrimonio es tal vez todo lo contrario, puesto que no tiene tiempo para nadie (ni siquiera para sí mismo).

Sin embargo, hoy todo el mundo habla del éxito y ofrecen temerariamente la fórmula secreta. ¿Pero qué es en estricto rigor ser una persona exitosa? Yo me niego a entender el éxito profesional solocomo una miserable cosecha de dinero, de fama y poder. Porque comprar lo que no se necesita, con dinero que no se tiene para ser lo que no somos, no es éxito.

¿Qué es más exitoso: escribir un bello heptasílabo de una canción que escucharán solo unos pocos pero apasionados oyentes o hacer una rentable inversión en bolsa? ¿No es acaso más exitoso el que tiene tiempo para tomarse una caña con sus amigos y disfrutar de buenos momentos que el que es capaz de sacrificar a sus amigos con tal de trepar una posición y aumentar su riqueza? ¿Quién dijo que el éxito solo era medible en dinero? ¿Por qué socialmente hemos suscrito este engaño como una verdad incuestionable?

¿Acaso Van Gogh fue un fracasado porque sus cuadros nunca se vendieron? ¿No son sus trigales pintados, que siguen ondeando en la retina de millones de personas, un éxito rotundo y sublime al lado del cual cualquier éxito de un especulador de la bolsa de Nueva York palidece? ¿No serán quizá los exitosos en realidad los fracasados y los fracasados exitosos ignorados?

Cada vez con más frecuencia trato con jóvenes desencantados y aburridos con el discurso del éxito que comienzan a escuchar desde que dan sus primeros pasos. Estos jóvenes, que los tenemos en las aulas de las universidades y dando sus primeras batallas en las empresas, están buscando verdaderos exitosos a quienes admirar. No quieren jefes, quieren líderes que les inspiren, porque el liderazgo no va de mandar, sino de inspirar y de servir.

Sugiero tener una actitud positiva, coger la vida por los cuernos y hacer con ella lo que queramos, no lo que podamos residualmente. Digamos no a vivir en modo avión. La clave está en la actitud, aprender a dar si quieres recibir, no buscar protagonismo, no rendirse nunca. El éxito no viene por casualidad. El éxito es siempre consecuencia de causa y efecto.

Creo que ya es hora de que no solo las efigies triunfantes estén en el olimpo de los exitosos. Y, es más, tal vez llegue el día en que haya que hacer una colecta para que ellos recuperen el tiempo perdido en sus exitosos fracasos. Porque cuando existen obstáculos y dificultades como la que tantos jóvenes en España están viviendo, enfocarse en buscar la oportunidad en la dificultad es clave para salir de ella.

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