¿VALE LA PENA SEGUIR LOS OBJETIVOS DEL DESARROLLO SOSTENIBLE?
En la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York en septiembre del 2000, los gobiernos produjeron la Declaración del Milenio, documento que a su vez dio pie para la definición y adopción de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). En la Cumbre de la ONU de 2015, los 193 Estados Miembros adoptaron nuevos objetivos mundiales sobre Desarrollo Sostenible para los próximos 15 años. El acuerdo se denomina Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible e incluye 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Estos acuerdos surgen de la preocupación por la situación de las personas, el planeta y la prosperidad. Se plantean 17 objetivos de desarrollo sostenible en una agenda que invita al compromiso de los Estados Miembros, la sociedad civil, el sector privado, la comunidad científica, las entidades educativas, y en general a todas las personas de buena voluntad a asumirlos como propios. Invita a que los incorporen en sus planes estratégicos y los lleven a acciones concretas en cada uno de sus ámbitos de influencia, para así, impactar en el esfuerzo colectivo de hacerlos realidad para el 2030. En las palabras de la resolución de las Naciones Unidas:
“Estamos resueltos a liberar a la humanidad de la tiranía de la pobreza y las privaciones y a sanar y proteger nuestro planeta. Estamos decididos a tomar las medidas audaces y transformativas que se necesitan urgentemente para reconducir al mundo por el camino de la sostenibilidad y la resiliencia. Al emprender juntos este viaje, prometemos que nadie se quedará atrás. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y las 169 metas que anunciamos hoy demuestran la magnitud de esta ambiciosa nueva Agenda universal.” 1
La agenda planteada procura abordar los Objetivos y las metas sistémicamente 2, y conjugan las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental. De esta manera se busca lograr que todos los seres humanos puedan disfrutar de una vida próspera y plena, y que el progreso económico, social y tecnológico se produzca en armonía con la naturaleza.
La declaración de las Naciones Unidas procura, no solo los Objetivos y metas, sino que reconoce la complejidad de los problemas y estimula a que se aborden holísticamente. En gran medida, la humanidad ha experimentado un gran desarrollo social y económico en el último siglo. Sin embargo, también experimenta riesgos y desequilibrios sin precedentes. Los avances tecnológicos y sociales han permitido resultados extraordinarios en reducir la mortalidad infantil, el hambre, y aumentar la expectativa de vida de la población.
Pero también se están presentando nuevos retos que nos aquejan, como son las desigualdades económicas, la polución, la corrupción, el desempleo, el suicidio, y la depresión, entre otros. Cada vez es más evidente que los problemas de nuestro tiempo no pueden entenderse aisladamente. Son problemas sistémicos, lo que implica que todos están interconectados y son interdependientes.
El desarrollo alcanzado se ha dado en buena medida gracias al avance del enfoque científico en diferentes disciplinas o áreas específicas del conocimiento (ejemplo: sociología, psicología, medicina, teología, política, economía, ecología, biología, etc.). A la vanguardia de la ciencia contemporánea están los desarrollos hacia una comprensión más holística de los problemas que nos aquejan, buscando entender patrones, relaciones y propiedades emergentes de los sistemas. En sentido más amplio se parte del entendimiento de un planeta que en su conjunto es un sistema vivo y autorregulado; que la evolución ya no se ve como una lucha competitiva por la existencia, sino más bien como una danza cooperativa en la que la creatividad y la emergencia constante de la novedad son las fuerzas impulsoras; que el dogma del crecimiento subsede al de la sostenibilidad; que podemos poner fin a la pobreza y el hambre en todas sus formas y dimensiones, y a velar por que todos los seres humanos puedan realizar su potencial con dignidad e igualdad y en un medio ambiente saludable. 3
En octubre del año 2017 nació la RedLRA, y se comenzó a materializar un sueño, un compromiso con el bienestar y con la sostenibilidad, un modelo de negocio diseñado para aportarle valor al trabajo en equipo, al impacto colectivo y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Después de más de dos años y medio de consolidación, la red cuenta hoy con 170 profesionales vinculados de más de 20 disciplinas, y con dinámicas que cada día aportan mayor valor a organizaciones públicas y privadas en sus desafíos para fortalecer la creación de capital económico,social y ambiental derivado de sus actividades y proyectos.
Hoy, el mundo atraviesa la prueba más difícil de las últimas décadas, y somos testigos de los desafíos que la pandemia plantea a una enorme cantidad de personas, de empresas, de sectores productivos y de organizaciones públicas y privadas. Somos testigos del creciente desempleo en muchas economías, de la parálisis sustancial en industrias como la aviación, la hotelería, el turismo, los restaurantes, la distribución de combustibles y el transporte local e intermunicipal, por mencionar tan solo algunos. Sin duda, ésta es una época de importantes ajustes y de transformaciones de hábitos en nuestras sociedades, que nos llevan a plantearnos nuevas peguntas y a buscarles respuestas para actuar de manera coherente con nuevas realidades.
La RedLRA es un barco diseñado para navegar en medio de una tormenta de estas descomunales proporciones, navegado por una tripulación de las más altas cualidades humanas y profesionales.
La Red nació como un sistema organizacional altamente flexible y adaptable, con costos fijos extremadamente bajos, donde se unen las cualidades humanas de quienes la conforman, con la experiencia y el compromiso para Hacer El Bien y Hacerlo Bien.
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