VAMOS A SINCERARNOS LOS PRECIOS

La famosa “resistencia” de muchos negocios, al no poder contar con financiamiento, ha sido fruto de la postergación del pago de varios compromisos esperando la situación mejore. En lo público: SRI, IESS, Municipio, agua, luz, teléfono, etc. y en lo privado: arriendo, proveedores, tarjetas de crédito, créditos, colegiaturas, etc. todos a la fila. Su cumplimiento no depende de las ventas, sino de la rentabilidad, es decir, que estas dejen ganancias en el futuro próximo.

Buena parte del consumo está atrapado por grandes empresas que han aprovechado la coyuntura para sumergir al mercado en el juego de bajar al máximo sus precios, en una macabra búsqueda de apropiarse de él en el mediano plazo.

Por otro lado están quienes trabajan en la clandestinidad, contratando mano de obra a mitad de precio, sin seguridad social, que no invierten ni en protocolos, ni en seguridad industrial, ni en nada y les pueden ofrecer productos y servicios a precios mucho más baratos, haciendo de la anarquía la solución para SU reactivación.

En estricto mercadeo, el “LIDERAZGO DE COSTOS” planteado por Porter, indica que quien lo asume como estrategia debe cumplir, no solo con ser barato, sino con ser el más barato, o encontrar una escala (posicionamiento) en donde lo sea. Es ingenuo pensar que se puede vencer con esta estrategia a grandes consorcios o competir contra la informalidad. Lo racional es buscar el ser más valioso y reencontrarnos con nuestra “DIFERENCIACION” o “SEGMENTACION”, retribuyendo además al estado y la población lo que en justicia le corresponde.

En mi industria (restaurante) es triste ver que cada vez hay menos negocios que en esta coyuntura busquen diferenciarse. La oferta se volvió la misma y las promociones iguales a las que proponen las grandes cadenas y nos hemos olvidado de dar el valor que dábamos y nos diferenciaba.

Si queremos compararnos con nuestros vecinos latinoamericanos, pidamos al Gobierno Nacional y a los sindicalistas sinceren también sueldos y canonjías, no solo que tenemos los salarios más altos de la región, sino derechos como sobresueldos, desahucios por antigüedad y hasta jubilación patronal. Si queremos compararnos con USA o EUROPA, hagamos todos los esfuerzos por tener la cantidad de turismo y, por ende, demanda que ellos tienen.

Decir que la pandemia ha logrado SINCERAR LOS PRECIOS es una falacia. El presionar la baja de precios ha deteriorado la calidad de la oferta y va aniquilando la economía de empresarios formales que no cuentan con una personalidad estratégica sólida.  

Más que exigir el que se "sinceren los precios", evitemos la especulación y permitamos que la economía formal surja y aporte al país. Si nos enfermamos, consultemos a profesionales en la medicina, no a brujos, si tenemos un litigio legal, contratemos abogados y no amanuenses, si vamos a construir una casa, busquemos arquitectos titulados y no maestros mayores, si nos vamos a alimentar, busquemos aquellos lugares que nos garanticen salud y buena alimentación, no lo más barato.