Vente a el lado oscuro, hay sombra

Gracias a mi querido Alfonso González he vuelto a leer “El lado oscuro de la innovación”, algo que no hacía desde que se editó hace cinco años. Me ha gustado. El libro recoge todo lo que aprendí poniendo en marcha procesos de innovación en empresas e instituciones y la sabiduría y experiencia de mi amigo Antonio Fumero que sigue haciendo innovación y, en consecuencia, penando con el dicho aquel de que no dan duros a pesetas.

Lo primero que encontré al abrir el libro fue la carta manuscrita que Fernando Sáez Vacas nos dirigió a Antonio y a mí, invitándonos a escribir algo con él sobre un tema que le obsesionaba: las tecnologías de la información y su imparable, exponencial e inabarcable progreso, y cómo podíamos hacer frente a la complejidad de los grandes desafíos de la humanidad, por ejemplo, el mantenimiento del medio ambiente, el sustento de la población continuamente en aumento, la superación de enfermedades o la eliminación de la pobreza, al hilo de un libro que acababa de leer de Ray Kurtzweil, “Cómo crear una mente”.

Nosotros ya habíamos empezado a escribir el lado oscuro y acabarlo fue un homenaje a Fernando, nuestro amigo, maestro y mentor.  Hay algunas líneas maestras del libro que siguen teniendo plena actualidad:

- No hay definición universal de la innovación. La innovación es una palabra que siempre depende del contexto o de la situación social en el que se utiliza. A veces, es un ejemplo de lo que podríamos denominar palabrería global. La existencia de estos eslóganes forma parte del panorama ideológico posmoderno, caracterizado por una inflación de significantes, más o menos, sonoros, que dan pábulo a relatos pasajeros.

- En el ámbito de la Innovación no todo son fiestas, ferias, eventos y cócteles; no todo pueden ser titulares con el “famoseo” emprendedor. Hay que hablar de “hacer empresa”, porque hacer Innovación es eso: hacer Empresa; y somos las personas las que, efectivamente, hacemos Innovación.

- Considerada la innovación como un valor económico, la innovación empresarial está subordinada a otros valores económicos: la productividad y la competitividad. Una cosa es generalizar el concepto de innovación y otra muy distinta el olvidarse de que la innovación es uno de los principales motores del capitalismo contemporáneo.

- Para las empresas innovar es ante todo una actitud, una disposición favorable a emprender, al cambio, sea en los sistemas de producción, en organización interna, en los procedimientos de comercialización o en el lanzamiento de nuevos productos al mercado. Las que se embarcan en el proceso innovar se caracterizan por su capacidad para asumir riesgos, así como para superar los fracasos.

- La innovación en la empresa no se aparece, ni es fruto de encomendarse a nadie. Por el contrario, es el fruto de un proceso sistemático que requiere disciplina, rigor, humildad, y que pasa por planificar y medir lo que se hace para luego ajustar en función de los resultados y aprender de lo realizado. Ese es, precisamente, el lado oscuro del que nadie habla.

- Para los científicos el conocimiento es un fin en sí mismo, para las empresas que invierten en innovación, no es más que uno de los medios para mejorar sus resultados económicos. Una cuestión es hacer ciencia, la capacidad de descubrir nuevos principios científicos y tecnológicos, y otra cuestión diferente es la habilidad para explotar sistemáticamente el stock de conocimiento existente, algo que correlaciona directamente a las empresas que mejor lo hacen con su posición competitiva.

El libro “El lado oscuro de la Innovación” ya está descatalogado. Una editorial no es una entidad benéfica dedicada a invertir en libros sin fortuna popular y del libro solo se vendieron poco más de un millar de ejemplares, un argumento tan indiscutible como razonable que hizo que Almuzara destruyera los que tenía almacenados. No debe de ser difícil de encontrar, al poco de editarse ya circulaba por diferentes plataformas que permitían su descarga.