Vida cotidiana
Miles de mujeres viven sin pareja, a cargo de hijos menores de edad, en nuestros días. Contamos con muchos divorcios, muchas madres solteras, muchas viudas.
Las responsabilidades familiares y laborales, así como las ganas de emprendimiento registran a centenares de autónomas y empleadas en la Seguridad Social, que viajamos en avión, en tren, en metro, en coche y que también podemos dar un traspiés en cualquier alcantarilla o loseta de la calle mal colocada.
Además el stress, el tabaco, el alcohol y la vida sedentaria no ayudan en nada a llevar una existencia saludable. La esperanza de vida de las mujeres se aproxima a la de los hombres, algo más baja, por el riesgo que afrontamos cuidando de hijos, de padres, de abuelos y trabajando en oficinas, en supermercados, en hoteles o en casas ajenas.
La invalidez, el cáncer y otras enfermedades graves como las cardiacas o el alzheimer acechan en el camino, y tanto jóvenes como mayores debemos vigilar nuestra salud, hacer ejercicio y protegernos ante las contingencias vitales de accidente, enfermedad o muerte. También contra el desempleo o la falta de recursos económicos.
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