Virtualidad y liderazgo
Gracias a la tecnología, hoy podemos formar parte de proyectos con equipos integrados por personas de diversas partes del mundo: en distintas oficinas en una misma localidad, en diferentes municipios o países, o en distintas partes del planeta / universo!.
Es innegable el valor positivo de la tecnología en las posibilidades que abre para coordinar acciones con otros en pos de un objetivo compartido. Aunque, por otro lado, aparecen nuevas problemáticas y desafíos para gestionar, que muy paulatinamente se incluyen en los programas para la formación en Liderazgo.
Algunos de los temas que necesitan gestionar los líderes de equipos virtuales son:
- Cómo motivar a los miembros de un equipo disperso físicamente, cómo detectar qué los moviliza, qué los inspira, qué necesitan.
- Cómo construir vínculos de confianza con personas que veo con poca frecuencia.
- Cómo generar sentido de pertenencia cuando algunos miembros del equipo interactúan más con el cliente con el que conviven a diario, lejos del corporativo.
- Cómo evitar o prevenir las fallas en la comunicación que generan conflictos (que cara a cara son más fácil de corregir), por ejemplo, diferencias de interpretación, diferencias de timing, atribución de intencionalidades o emociones a partir de un mensaje escrito.
- Cómo compatibilizar distintas culturas, con características particulares para cada región sin perder los lineamientos globales.
¡Es otra cosa!
Los vínculos mediados por la tecnología necesitan ser gestionados con herramientas diferentes. En situaciones cercanas, cuando observamos que un colaborador que llega a la oficina mostrando un comportamiento distinto, nos acercamos y le preguntamos qué le pasa o abrimos una conversación para diagnosticar la situación y elegir las maneras de asistirlo. ¿Cómo lo hacemos a distancia? No sabemos cómo llega, desconocemos la relación que tiene con sus compañeros, cuál es su situación familiar o qué comunican sus gestos.
Algunas sugerencias
Compartimos aquí algunas prácticas que Arvind Malhotra, Ann Majchrzak y Benson Rosen, desarrollan en su artículo Leading Virtual Teams (ver cuadro anexo en última página).
- Establecer y mantener la confianza
- Asegurarse de que la diversidad sea aceptada e incorporada
- Gestionar el “ciclo” de trabajo y las reuniones
- Monitorear el progreso del equipo
- Facilitar la visibilidad externa del equipo y de sus miembros
- Asegurar los beneficios para los miembros por participar en el equipo
Como puedes observar, el primer punto es ESTABLECER Y MANTENER LA CONFIANZA.
Desde nuestra mirada, los equipos que integramos podrían pensarse como redes de acuerdos cuyo cumplimiento se sustenta en la confianza, esto es, la expectativa de que:
- cada uno pondrá de sí lo mejor para hacer su parte
- cada uno está involucrado en este proyecto y comprometido con el equipo
- cada uno sabe y es competente para desarrollar las tareas que asume
- cada uno muestra sinceridad cuando dice “sí” a un requerimiento
- cada uno considera como prioridad el logro de los objetivos grupales
¿Cómo hacerlo a distancia? El vínculo de confianza necesita tener más contenido explícito, dejando menos lugar a la incertidumbre. Más acciones que intenciones dirían los autores mencionados en la página anterior. La claridad en las normas y los códigos para comunicarse son fundamentales: cómo vamos a comunicarnos, con qué tecnología para cada caso, cuándo conviene comunicarnos individualmente y cuándo grupalmente, cuándo poner en copia a otros y cuándo no, entre otros puntos.
Agregamos que la posibilidad de generar encuentros cara a cara del equipo, una vez, dos o tres veces al año, es una gran oportunidad para construir y fortalecer vínculos, para tejer la trama informal emocional que vuelva más fluida la comunicación a distancia.
Estos encuentros requieren ser pensados y organizados en tres grandes bloques de sentido:
Este es un gran tema del que sólo abrimos un aspecto en este documento.
Y vos, ¿cómo estás gestionando los vínculos virtuales en tu organización?