#WomenInTech
Este año 2023, desde aggity, el equipo de mujeres que trabajamos en el área de marketing hemos dedicado la campaña del 8M a las mujeres dentro del sector tecnológico, #WomenInTech.
Mujeres que trabajan en un sector altamente masculinizado y que tienen mucho que decir y aportar. Según el Observatorio de Igualdad y Empleo, solo un 30 % de los puestos en TIC (Tecnologías de la Información y Comunicaciones) los ocupan mujeres, una situación que está llamada a cambiar.
Las mujeres que participan en la campaña #WomenInTech son profesionales del sector con distintos perfiles, desde programadoras y desarrolladoras de software a profesionales en diferentes áreas tecnológicas que compartimos el objetivo de crear referentes para las más jóvenes, abrirles camino y ayudarles a crecer mediante nuestra amada sororidad. Queremos ayudar a todas las mujeres que quieren dirigir sus propios equipos para contribuir a la disolución del techo de cristal que todavía existe.
Hace un tiempo, El País publicaba el artículo titulado "¿Por qué le llaman techo de cristal cuando es una losa de hormigón?" en el que se explicaban los orígenes de este término. Fue Marilyn Loden (1946-2022), una escritora y consultora de gestión de recursos humanos en Estados Unidos quien describió por primera vez el término "techo de cristal" (glass ceiling, en inglés) dentro de un discurso en una mesa redonda sobre las aspiraciones profesionales de las mujeres en 1978.
Sí, hace 44 años ya. El concepto se atribuye a la limitación velada del ascenso laboral de las mujeres dentro de las organizaciones. Wikipedia lo describe así: “se trata de un techo que limita sus carreras profesionales, difícil de traspasar y que les impide seguir avanzando. Es invisible porque no existen leyes o dispositivos sociales establecidos y oficiales que impongan una limitación explícita en la carrera laboral a las mujeres”.
Si bien el 8 de marzo de 2022, muchos medios se hicieron eco del estudio de la auditora Grant Thornton que mostraba que en España las mujeres ocupaban el 36 % de los puestos directivos -por encima del 33% de la UE y el 32% global, respectivamente- (33%) y de la cifra global (32%), sigue habiendo mucho camino por hacer.
Ciertamente, gracias a las políticas de igualdad en empresas y entidades públicas, se ha producido un progreso en este ámbito, pero aún hay mucho camino por hacer a la vista de realidades como que el 7 % de las medianas empresas no cuenten con ninguna mujer en cargos de dirección.
De acuerdo con un estudio de 2020 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el 47,4 % de la población mundial consideraba a los hombres mejores líderes políticos y el 41,4 % mejores a la hora de dirigir empresas. Creencias completamente erróneas que ponen límites al progreso del mundo.
Contrariamente a estas visiones basadas en prejuicios, el liderazgo femenino apunta a la sociabilidad, la cercanía y consigue lograr compromisos a largo plazo con una tendencia a la cooperación, la empatía, la multi gestión y la calidad en la gestión de equipos.
Si reflexionamos, muchas de nosotras hemos tenido la suerte de encontrar en nuestro ámbito profesional a mujeres que nos han abierto camino, apoyándonos, animándonos y ayudándonos a crecer. Les debemos mucho y, como mujeres trabajadoras, tenemos la responsabilidad de abrir camino a las siguientes generaciones.
Juntas lo conseguiremos.