Y DESPUES ¿QUE?
Hace ya 40 días, cuando empezamos a ver lo que estaba ocurriendo en la siempre “rara” China, pensábamos que eso no iba con nosotros, que como siempre estos chinos tienen enfermedades que pronto curaran y que será otro susto para ellos, pero que nada tiene que ver con una civilización super desarrollada como la nuestra. La primera semana de confinamiento nos lo tomamos como algo divertido, una semana de vacaciones pagadas en la que podríamos hacer esas cosas que llevábamos tiempo esperando a hacerlas cuando tuviéramos tiempo. A partir de que se produjeron ERTES en empresas, como la mía, y la información que nos llegaba a través de canales fiables, los cuales se les veía su ignorancia a lo que estaba sucediendo y como tenían que actuar, nos fue creando una incertidumbre que nunca habíamos vivido, entonces empezó a contagiarnos el miedo, las dudas de si lo que estaba pasando era verdaderamente más serio que como nos lo habíamos tomado, y si, si que lo era, ahora nos estábamos dando cuenta. Ahora nos estamos acostumbrando a salir a la 20’00 a aplaudir, a estar en casa, leyendo, viendo películas, limpiando mas que nunca, haciendo nuevas recetas… y con incertidumbre de que va a pasar, cual será el siguiente paso que nos harán hacer, aquellos que mandan sobre nosotros a nivel mundial y que no tienen mucha idea de como solucionar el tema… sus dudas nos generan incertidumbre y la incertidumbre generará miedo para tiempos venideros… Y ahora que ya llevamos 40 días, ahora si que podemos decir que es una cuarentena, se va viendo la luz poco a poco que esto se va a solucionar, mañana domingo los niños ya podrán salir a la calle, una hora y acompañados de un mayor, pero sin ir al parque y sin juntarse con amigos… (siguen sin tener ni idea, van probando)
Y cuando acabe esto, cuando volvamos a la normalidad como en un día cualquiera de hace 2 meses atrás… no será todo igual para muchas personas, muchas personas no estarán preparadas para afrontar los próximos meses, que ¿por qué?, porque se sentirán indefensas, pensaran que en cualquier momento puede volver a suceder otra situación como esta, no será este virus, será otro, o vendrán catástrofes, aparecerá el miedo en ellas, la inseguridad, el no tener control de las cosas, la indefensión, en definitiva, que las cosas, como la aparición de un virus, no depende de ellas y entonces aparecerá la ansiedad, la depresión y el miedo al miedo que es el peor de todos los miedos. Muchas personas perderán sus sueños, sus ilusiones porque se darán cuenta que no dependerán de ellas el conseguirlos, pensarán que ni vale la pena seguir intentándolo.
Las consultas de los psicólogos y psiquiatras tendrán lista de espera y todo ¿por qué?, pues porque no estamos preparados para hechos que nos afectan negativamente en nuestra vida, la Resilencia no la hemos trabajado nunca la mayoría de la gente, nunca nos enseñaron como enfrentarnos a los problemas que no dependen de nosotros, nunca nos enseñaron en el colegio ni nuestros padres a afrontar situaciones como esta en la que nos encontramos. Quizás un rayo de esperanza es la que a nuestros hijos/as esta situación les vendrá bien para darse cuenta que han podido superarlo y realmente para ellos no ha sido tan difícil, pero para los de mediana edad, a muchos el miedo les absorberá esa energía que antes tenían y tendrán miedo al miedo, miedo a que volvamos a pasar por esta situación, y ya no les será desconocía, pues ya la vivieron y muchas de estas personas no estarán dispuesta a volver a pasar por lo que pasaron; muertes de familiares sin poder despedirse, no poder tener contacto físico con sus seres queridos, no poder trabajar en su actividad y un sinfín de hechos importantes en sus vidas.
Miremos adelante, seamos consciente que lo que ha sucedido puede volver a suceder, pero siempre veamos con ilusión las cosas que tenemos que hacer hoy, mirar el día a día, lo que esta en nuestras manos y no en lo que no podemos controlar, no tengamos miedo al miedo, enfrentémonos a él mirándole a los ojos y diciéndole que estaremos preparados para volver a enfrentarnos a él.