¿Y SI HACEMOS DIETA DE EGO?
Cuando sentimos unos kilos demás, o un pantalón no cierra, aparecen 2 caminos, ejercicio y dieta, que buscan restablecer la forma y contextura perdida.
Así como tenemos una forma, tenemos un “yo” un “Ego”, una profunda explicación psicológica que nos define como seres individuales, muchas veces este “Ego” se empieza a alimentarse de reconocimientos, logros y satisfactores; y como el peso, empieza a ser más que el necesario y ahí empiezan los problemas.
Por naturaleza nos gusta recibir gratificaciones por logros conseguidos, desde pequeños ese es uno de los motores más importantes para el aprendizaje, sin embargo, ese mismo motor que alimenta las ganas de ser mejor, empieza a sobrecargarse y a tener un mal funcionamiento.
Al inflarse el “Ego” empiezo a perder conciencia sobre el trato hacia los demás, doy por sentado que las personas a mi alrededor deben tener como mínimo el mismo grado de conocimiento que tengo, súbitamente empiezo a creer que soy dueño de la razón absoluta, “Tantas veces lo he hecho de esa manera y ha salido bien, porque debería cambiarlo”, “Nadie es mejor que yo”.
Ese estado inflado, nubla la visión y hace ver las cosas de una manera diferente, hasta llevarnos a omitir consideraciones importantes.
¿Pero entonces como lo controlo? Al igual que el exceso de gramos en el cuerpo al principio es casi imperceptible, solo hasta cuando pasa algo que me hace sentir incomodo o algún valiente que se atreve a decirme, tomo conciencia de ello.
Sin embargo en la vida debemos mirarnos seguido al espejo, y conocernos, yendo más allá de la apariencia física, ¿Cada cuánto me veo en el espejo mis comportamientos?, y en que espejo se ve eso, sencillo en el espejo de las preguntas, empiezo a consultarme cosas como ¿De qué forma trato a las personas que día a día me sirven, en un restaurante, una oficina, servicios generales?; ¿Qué tanta paciencia tengo con las personas que están a mi lado?, ¿Qué tanto uso la palabra “nosotros” para referirme a un trabajo en equipo?,¿Qué tan fácil ofrezco disculpas cuando cometo un error?, incluso ¿Soy consciente cuando cometo errores?.
Muchas veces para tratar el exceso de peso buscamos ayuda en profesionales y así estos sean los más atléticos y más laureados, si no sigo sus instrucciones, si no interiorizo sus consejos, abre perdido mi dinero y mi tiempo, así pasa con el exceso de Ego, puedo recibir el mejor coach pero si no lo llevo a mi vida, pasará como el aire.
Hoy en tiempos de influencers, instagramers y toda una fauna de especies famosas repentinas, cada like, cada interacción de red social es como el consumo de azúcar, adictiva y si no es bien administrada perjudicial. ¿Si no hubiera likes, utilizarías de la misma forma tus redes?
En cuanto a ejercicios, escuchar, rodearse de gente, oír diferentes opiniones, de personas que pueden llamarse no expertos, pasar al menos una hora a la semana con niñas y niños, jugar con animales, compartir son las acciones más poderosas para recordarle al Ego que no estamos solos; sabernos como seres finitos “no inmortales”, entender que vivimos en un universo inmenso con 8,000 millones de personas muy similares a nosotros, nos ayuda a entender que somos un humano más, grandioso, feliz, pero no más, ni menos importante a otros, somos un punto en la galaxia.
Y como decía Hector Juan Pérez, más conocido como Hector Lavoe “Es chévere ser grande, pero es más grande ser chévere”