Ya no basta con satisfacer las necesidades, ahora hay que ser una organización relevante para la sociedad
La medida del Impacto Social parte de la premisa de que toda actividad económica tiene consecuencias más allá de los aspectos monetarios, provoca cambios en las vidas de todos aquellos agentes y personas que entran en contacto con esta actividad de forma voluntaria o no. Son los conocidos como Stakeholders.
En los últimos años los sectores económicos y las empresas que forman parte, se han esforzado en conocer a sus clientes, consumidores o usuarios y se han enfocado en satisfacer de la mejor forma posible sus necesidades, toda innovación se ha trabajado bajo esta premisa.
Ahora, los propios compradores y/o consumidores exigen a las empresas que generen satisfacción por todos los stakeholders, y...
Las metodologías que permiten conocer cuáles son los efectos que una actividad económica provoca en la sociedad son las que se llaman “Estudios de Impacto Social” y en este tipo de estudios es donde se centra la Metodología del Valor Social Integrado o VSI
Así, entendemos por Valor Social aquél que los interesados experimentan a través de cambios en sus vidas, asumiendo que algunos de estos cambios se ven reflejados en los precios o valor de mercado, mientras que otros no. Cambios en definitiva en la Calidad de Vida de las personas en las que se produce el impacto. De acuerdo con el planteamiento y la metodología del Valor Social Integrado, se trata pues de evaluar los aspectos en los que la organización genera Valor en el Stakeholders y que definen su Valor Añadido.
Por tanto, el Valor Añadido es el conjunto de intereses o beneficios como Valor adicional obtenido en los outputs, como consecuencia de un Proceso de Transformación. Este proceso debe basarse en la Teoría del Cambio que se pretende llevar a cabo o implementar y es lo que llamamos Proceso de Transformación Social.
Desde hace tiempo, este concepto de valor añadido está integrado en la tarea habitual del planteamiento directivo. Por ejemplo, en un Análisis Estratégico, su definición nos permite identificar las Ventajas Competitivas. En un Análisis de Materialidad, identificar lo esencial para los Stakeholders. En los planteamientos de Marketing, descubrir las expectativas de los clientes o usuarios. Por estos motivos, la definición de nuestros Sistemas de Gestión incorpora la visión de proceso, como la forma de generar este Valor Añadido.
También, en el ámbito de la Contabilidad y las Finanzas, hemos aprendido a cuantificar este Valor Añadido en términos de Cash-Flow, pero sin duda, por lo que es más conocido y popular es en lo que se refiere a la fiscalidad en relación a la del Impuesto sobre el Valor Añadido. La Metodología del Valor Social Integrado utiliza el cálculo de este valor añadido como base para cuantificar el valor social.
En definitiva, los Stakeholders tienen unas “expectativas” y la organización las identifica mediante un trabajo de investigación, evaluando su percepción, y las transforma en Variables, para poder gestionarlas y aportar este Valor. A estas variables se les asocian unos Indicadores, para realizar su seguimiento y evaluación.
Estudios recientes demuestran que hoy en día el Valor Añadido que buscan los clientes en general, ya no es sólo el que hace referencia a los atributos del Producto o Servicio, faltaría más que cumpliera, sino que se preocupan de ¿Quién es esta empresa?, ¿Quién está detrás de ella?, ¿Quiénes son sus accionistas y directivos?, ¿Cómo y Dónde se producen los productos o servicios que vende?, ¿Cuál es su compromiso?,…
Un ejemplo es el Estudio llevado a cabo por Havas Media Group (2018) por lo que se refiere al “Significado de las marcas” para los Consumidores/Clientes, en los que se incorporan nuevos conceptos que influyen en su comportamiento y, por tanto, en sus decisiones de compra.
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Estos nuevos comportamientos permiten introducir nuevos Parámetros o Variables de Valor que configuran la Calidad del Valor Añadido, su origen y composición. Así, por tanto, la diferencia que se busca y que define este Valor Añadido a que nos referimos, se basa en el equilibrio entre un Balance Social, Ecológico y Económico, y en cómo se toman las decisiones, es decir, su Gobierno o Gobernanza.
Así, hoy en día ya aceptamos que la Sostenibilidad es una cuestión de estos tres componentes: ESG, lo que se conoce como Modelo ESG.
Cabe destacar que, así como en la cuantificación del Impacto Económico, que suele obtenerse en términos de PIB generado en un territorio o en términos de Resultado Económico y, por tanto, se obtiene un valor monetario real, en términos de mercado, no es así cuando se evalúa tanto el impacto social como el medioambiental. En la evaluación del Impacto Social, una vez obtenida la percepción de los Stakeholders, es necesario desarrollar indicadores y proxies que permite monetizar el valor generado por los Stakeholders. Sólo así podremos comparar sus magnitudes relativas. No se trata, pues, de un valor de intercambio monetario.
El Valor Social proporciona un marco para toda aquella organización preocupada en tomar decisiones con el fin de incrementar la igualdad, mejorar el bienestar y aumentar su sostenibilidad.
Los fundamentos de la evaluación y cuantificación del Impacto Social están en los principios de la Contabilidad Social. La Contabilidad Social (Retolaza et al., 2015; Retolaza & San-José, 2016) supone un nuevo modelo de comprensión del valor generado por una organización, en la línea de la Teoría de los Stakeholders o Grupos de Interés. No contradice la contabilidad tradicional porque se apoya, pero la amplía de forma muy importante en dos dimensiones. Por una parte, en el destinatario del valor; mientras que la Contabilidad Financiera se orienta al cálculo del valor residual (beneficio) correspondiente a los accionistas, la Contabilidad Social considera a todas las partes interesadas como perceptores de valor, adquiriendo una perspectiva multidimensional. Sirva como ejemplo que, mientras que desde la perspectiva clásica el coste de personal es un gasto que reduce el resultado final (negativo), desde la Contabilidad Social es un valor transferido a los trabajadores con una lectura finalista (positiva). Por otra parte, la contabilidad tradicional sólo tiene en cuenta las transacciones de mercado, mientras que la Contabilidad Social incorpora las transacciones de “no mercado” y la generación de “valor emocional”. Por transferencia de “no mercado” se entiende aquel valor que se entrega sin que exista un pago monetario por éste, o donde el pago efectuado resulta significativamente inferior al valor de mercado. Por valor emocional se entiende la percepción del receptor en relación con el binomio valor/precio (coste). En consecuencia, la Contabilidad Social no puede entenderse como un planteamiento contradictorio o alternativo a la Contabilidad Financiera, sino como una ampliación complementaria de la misma.
És importante remarcar, que en el momento de la redacción de este informe, enero de 2022, Larry Fink, CEO de BlackRock, en su Carta de 2022 a CEOs, manifesta:
Al introducir este nuevo concepto: “Capitalismo de los stakeholders”,
“...En el mundo interconectado de hoy, una empresa debe crear valor para todos sus stakeholders y ser valorada por todas ellas si quiere aportar valor a largo plazo para sus accionistas...”
“…Para alcanzar el éxito a largo plazo es esencial que el propósito de tu compañía sea el pilar de las relaciones con tus stakeholders…”
“...El capitalismo tiene la capacidad de moldear la sociedad y actuar como un poderoso catalizador del cambio...”
“…En BlackRock estamos convencidos de que las compañías obtienen mejores resultados cuando son conscientes de su papel en la sociedad y actúan de acuerdo con los intereses de sus empleados, clientes, comunidades y accionistas…”