Yo estaba en modo confort esperando que la vida pasara…
En 1997, cuando llegué a Chile desde Brasil, venia cargada con una maleta llena de sueños y propósitos. Uno de ellos, que cumplí de manera exitosa, ha sido concluir el Magíster en Ciencias Políticas. En ese entonces, no había ninguna otra responsabilidad que esta: estudiar y descubrir un nuevo mundo, lleno de oportunidades y puertas por abrir. Los otros sueños esperaban en la maleta, ansiosos por salir en algún momento.
Junto con los estudios, vino el matrimonio y responsabilidades que te acortan los tiempos y cambian las prioridades. Ser esposa y madre, por lejos, ha sido la mayor prueba de resiliencia que no solo yo, sino que la gran mayoría de las mujeres, en mi opinión, puede tener. Compatibilizar 3 escenarios tan demandantes y complejos (esposa, madre y profesional) es una tarea para la cual ninguna planilla Excel es capaz de dar abasto. Si bien una voz interna me recordaba mis sueños y propósitos que traje en la maleta, la acallé sin darme cuenta…
… en ese momento, era más cómodo.
Chile, mi nueva tierra, me abrió un sinfín de oportunidades laborales y de desarrollo: colegios, editoriales, la industria educacional y finalmente, el mundo universitario. Y si bien, la voz interna nuevamente aparecía diciéndome “¡se disruptiva!, haz algo más al servicio de los demás, qué es lo que te mueve y te hace feliz…”, el confort me decía “para qué, no se puede, es mucho esfuerzo, ¿cómo lo vas a lograr?”. Y así, el “tienes que” me bloqueó en varias oportunidades…
…en este momento me quedé en modo confort (o “modo avión”, como prefieran).
Sin embargo, la convicción siempre ha sido mayor que todos los problemas y desafíos (¡mi voz interna es femenina y para hasta lograr el objetivo!).
Hubo 5 hitos que me despertaron:
1. Tropezarme (así accidentalmente) con este gráfico:
Me di cuenta que mi esencia es trabajar al servicio de los demás y estar constantemente buscando ideas y soluciones en lo que concierne a la transformación digital. Pero, en este entonces, estaba en la curva equivocada.
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2. Los resultados de una encuesta que apliqué a los alumnos becados, donde me di cuenta de sus “dolores” y la oportunidad existente de aportar a solucionar, aunque fuese uno, me abrió los ojos a mi realidad: me había puesto en una situación que no me permitía desplegar mis fortalezas y propósitos.
3. Tomé una servilleta y empecé a escribir lo que estaba a mi alcance para aportar a cambiar el escenario, tanto para los estudiantes como para mi: surge “Contrata tu Patrulla” (¡eso mismo, de una servilleta en un restaurant!).
4. ¡ATREVERME! Según el dicho… “otra cosa es con guitarra”. Presentar a mi jefatura, al día siguiente, el proyecto - sin recursos, sin presupuesto, pero con mucha convicción y propósito - fue el momento que marcó un antes y un después.
Recuerdo que él me preguntó: “¿cuándo partes?” Le dije: “mañana, a primera hora”.
5. El proceso de coaching, para buscar mi mejor versión, que me permitió contrastar juicios, movilizar mis miedos y desplegar mis fortalezas. Ha sido arduo, incómodo algunas veces y, al mismo tiempo, ha ido “regenerando mis alas”, lo que me facilitó estar preparada mental, emocional y laboralmente para lo que se viene.
Y me di cuenta de que sí, yo estaba en modo confort, esperando que la vida pasara…
... ahora estoy en “modo 5G”, jugando desde el propósito y las convicciones, sacando de mi maleta los sueños y todo mi ser, lista para volar con el nuevo proyecto.
Arquitecto relacional- Culture and Purpose Keeper- Coach para el desarrollo de líderes- Speaker- Consultora internacional
4 añosPaula muchísimas gracias por tus palabras.... para mi es realmente una alegría ser tu coach. Todo lo que has logrado en este tiempo, es gracias a ti, a tu propósito firme y claro y las ganas de ser un aporte a la sociedad.... Todas las fortalezas y recursos están en ti, yo sólo he ayudado a desplegarlos. 🤗🤩 Felicitaciones por este maravilloso camino!