Zapatero y Rajoy: los culpables del problema catalán.
Buceando en la búsqueda de culpables de lo que se ha convertido en el principal problema de la sociedad española después del paro, la corrupción y el recorte de derechos civiles y sociales, son muchos los que emergen para poner cara a la diana de la furia popular. Y no es para menos. El nacionalismo catalán, igual que el vasco, no ha sido otra cosa más que mercancía electoral en manos de la clase política, que siempre ha puesto más ojos en sus intereses de partido que en los del conjunto de la sociedad española.
Pero hagamos un poco de Memoria Histórica, de la de verdad, nada que ver con la fastuosa mentira que hoy en día se emplea para imponernos a todos los españoles una visión partidista y politizada de la Historia. No se preocupen. No nos vamos a ir muy lejos. Primera parada en 2003, día 13 de noviembre, Barcelona. El candidato y posterior Presidente del Gobierno tras el vil aprovechamiento del dolor ocasionado por el Atentado Terrorista del 11-M, José Luis Rodríguez Zapatero, dice: "Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán". Buscaba aupar al PSC en las elecciones que se avecinaban y ganarse el apoyo de los nacionalistas catalanes para la investidura posterior a las generales en las que él mismo se jugaba el cuello. Fue el punto de inflexión, porque una vez en la Moncloa, había que cumplir. Y cumplió, ya lo creo. Dado que para él el concepto de "nación" es "discutido y discutible", en claro guiño a esos independentistas con los que tenía tantas concomitancias, no dudó en apoyar junto con Izquierda Unida, Convergència i Unió, el Bloque Nacionalista Gallego, el Partido Nacionalista Vasco y Coalición Canaria un Estatuto que sería enmendado por el Tribunal Constitucional en nada menos que 14 artículos. Valor tiene el ex-presidente cuando reflexiona sobre el asunto: "Los ciudadanos de Cataluña se sienten defraudados porque han votado un Estatut y luego llega un Tribunal Constitucional y anula una serie de artículos. Esto es un fallo del sistema y a partir de ahí se ha desencadenado una dinámica por parte de las principales fuerzas políticas catalanas nacionalistas de derecho a decidir y de la consulta".
¿Muerto el perro se acabó la rabia? Pues no. Porque Mariano Rajoy y el PP, que con tanta fuerza criticaron los desatinos de la política socialista y que tan alto claman por la correcta aplicación de la Ley, demuestran que no son menos dañinos para los intereses de la sociedad que sus adversarios. La Constitución es papel mojado y con el papel en el que se imprime su articulado se atragantan cuando la vida real llama a sus puertas. Especialmente indigesto es el tan cacareado como ignorado artículo 155. Sí, ese que prevé la suspensión de la Autonomía cuando no se cumpla esa "ley" que ellos dicen guardar con tanto celo. Tuvo que ser el Poder Judicial el que hiciera lo que el Gobierno no tuvo el valor de hacer, que además era su deber. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña inhabilitó a Artur Mas, Joana Ortega (ex-vicepresidenta) e Irene Rigau (ex-consejera de Enseñanza) por la Consulta del 9-N. Página web, distribución oficial de publicidad, correspondencia y material para su realización, activación de programas informáticos, etc. Un proceso electoral en toda regla orquestado por unos individuos y por un gobierno autonómico, el de la Generalitat de Cataluña. Pero como las entidades de carácter público son inimputables, pues pueden seguir haciendo lo que les dé la gana. Como esta consulta ilegal que el gobierno del PP no tuvo las agallas de evitar cuando era su obligación hacerlo. Los imperativos políticos mandan.
¿Alguien da más? ¡Pues sí señor! Los radicales de PODEMOS (esos que piensan que el terrorista Otegi es un hombre de paz y Fidel Castro un referente para Latinoamérica) son capaces de distorsionar esa Historia que todos nos conocemos tan bien con tal de legitimar el -si nadie lo remedia- inevitable proceso de Cataluña hacia su independencia. Como hizo Pablo Iglesias en el debate de 2015 cuando demostró su sapiencia al afirmar que el referéndum sobre la cuestión del Estatuto de Autonomía de Andalucía del 28 de febrero de 1980 fue un referéndum de Autodeterminación, dando a entender que hay que hacer lo mismo con Cataluña. Los padres del Estatuto Andaluz debieron de frotarse los ojos de incredulidad o revolverse de vergüenza ajena. No obstante no es de extrañar en unos grupos políticos que hacen del odio hacia su país, sus símbolos, sus costumbres y sus gentes bandera de aglutinación electoral y seña de identidad, mejor, de anti-identidad. Lo más grave es cuando el heredero de lo peor del zapaterismo, Pedro Sánchez, entra en escena dispuesto a ser Presidente tan sólo del Reino de Castilla si es preciso, presto a subirse al carro del discurso radical y pro-separatista (separatista a secas es ir demasiado lejos) y hablar ahora mismo de una "plurinacionalidad" ficticia que ni está en la Constitución ni en las bases del Estado de Derecho Español, por fortuna por otra parte. Ahora bromea, supongo, instando Rajoy a que negocie con los independentistas totalitarios para evitar el referéndum ilegal. El pececillo se ha perdido en un estanque muy grande y no sabe que se las juega con un tiburón de bocados formidables.
Me pregunto yo ahora, ¿pero qué se creen? ¿Que la política de seguirles el juego sirve para algo? ¿Que si se cierran los ojos y se esconde la cabeza debajo de la almohada el problema desaparecerá por sí sólo? ¿Que si se les dan migajas después de haber aspirado a un banquete regio se van a dar por satisfechos? Los hechos hablan por sí mismos. Esta gente tiene muy claro lo que quiere. Y no van a atender ni a negociaciones ni a plurinacionalismos de Serie B. Lo han dicho desde el principio. Independencia a toda costa, con o sin su beneplácito, digan los que digan los tribunales, el Gobierno, Europa o la madre que los parió. La única forma de acabar con esto es aplicar esa Ley. A ver si lo hacen de una vez. Los más hiriente para el ciudadano de a pié de darse cuenta de que hemos llegado a esta situación a causa de unos tejemanejes que tienen unos culpables con nombres y apellidos, a los no debemos de tener ningún escrúpulo en señalar. El PSOE y el PP han alentado y tolerado respectivamente a un niño malcriado a creerse que el dueño de la casa. Ahora se ha hecho grande, tiene fuerza y quiere independizarse. Mamá y Papá se echan las culpas el uno al otro, hacen la vista gorda o le ponen una sopita caliente sobre la mesa. Pero la decisión del niño de irse es inflexible e inapelable. No está demás indignarse sabiendo que todo el tema este de Cataluña se ha levantado y manipulado para que los ciudadanos dejemos de pensar en los problemas reales del día a día y en los múltiples abusos de esta Clase Política estéril, nos concentremos en otras cosas y no nos dediquemos mucho a pensar. No sea que nos enfademos demasiado y lleguemos a la conclusión de que es la hora de jubilarlos a todos.