Zapatillas Rotas
Estimados quisiera compartir un pequeño cuento de mi autoría, y que en estas fiestas de fin de año nos invita a reflexionar sobre la rutina diaria, el existimo, que nos puede enceguecer a tal punto que nos permite, ni si quiera ver, que nuestras zapatilla están rotas.
“Entre asfalto y cemento el sol no da tregua y el deambular de los citadinos parece ser un acto alejado de toda voluntad un automatismo propio de suburbios sobrepoblados, colmados de ruido, hedores y típicos gritos “sopaipillas- sopailllas”, “jugo fresco”, “frutas- frutas” y yo uno más sumido en un periplo interminable, anacrónico y amnésico, sin saber cuántos días llevaba en esto, me detuve en cualquier esquina, sentí una agradable brisa en mi rostro, pude recordar los momentos más significativos de mi vida y desperté de esa obsesiva caminata, mire hacia abajo y mis zapatillas estaban rotas. “