Ser ingenier@

Zion, día 19.

En tiempos de Inteligencia Artificial, en tiempos de revolución tecnológica constante y exponencial, asociamos la ingeniería a la labor técnica de diseñar y desarrollar la tecnología.

Ser ingenier@ parece, "simplemente", el trabajo de quien entiende el lenguaje de las máquinas, "lo mínimo necesario" para habilitar que otras funciones mantengan la conversación en clave de negocio o de personas, sobre la tecnología.

La palabra ingeniero, sin embargo, viene del latín ingenium, formada de in- (en) y genium (que viene de la misma raíz que gene), o sea, engendrar (etimológica y literalmente: hacer gente). Al igual que un padre y una madre crean a sus hijos, un ingeniero crea productos. Y esos productos, al ser fruto del ingenio humano y estar pensados para hacer gente, mejoran la vida de las personas, hacen sociedad, son motor (en anglosajón, engine, raíz de engineer) de negocio y desarrollo.

Desasociar la ingeniería de las personas es como eliminar el alma, la chispa, de las invenciones o creaciones que hemos ingeniado a lo largo de nuestra Historia desde nuestra disposición natural del espíritu genial, que también forma parte de la etimología de ingeniero.

Y hoy que la tecnología parece amenazar incluso las propias labores técnicas, me gustaría poner en valor la profesión del/la ingenier@ y lanzar un grito tranquilo, conectando puntos, en pro de la labor humana, de nuestra actividad creativa, de nuestra naturaleza ingeniosa.

Sumerjámonos juntos en ello en una nueva incursión a la Matrix con el poder de nuestra HI (Inteligencia Humana) guiándonos sobre la Inteligencia Artificial, en una nueva (hoy mega-) píldora roja de liderazgo humano en tiempos de Inteligencia Artificial.

👨🏼: "Narrativa rigurosa, descriptiva y algo poética lo que significa ser ingeniero"

🤖+👨🏼 (bienvenid@s a donde Matrix se junta con Zion):

Ser ingenier@ es abrazar un viaje hacia lo desconocido y lo conocido, una odisea marcada por la razón y la imaginación. Es un acto de balance en el desequilibrio de la inecuación entre la lógica y la creatividad, entre ciencia y arte, donde ambas expresiones se encuentran como queriendo convivir en balance algebraico.

Ser ingenier@ es ser un solucionador de problemas. Pues, con la mente como su lienzo y la ciencia como su pincel, dibuja soluciones donde antes solo había desafíos. Cada línea de código, cada diseño estructural, cada innovación tecnológica es un poema escrito en el lenguaje de la lógica y, a la vez, una oda a la posibilidad.

Ser ingenier@ es persistir en la optimización de una función de coste infinita y, a la vez, disfrutar de la búsqueda de nuevas combinaciones de todos y cada uno de sus parámetros. En su mundo, el fracaso es simplemente un dato más para el análisis, un escalón hacia la solución definitiva. Cada prueba fallida es solo un paso adelante en su búsqueda incansable del cumplimiento de los estándares, así como de su visión. Un camino de autoconocimiento profundo guiado por el axioma de la perfección inalcanzable.

Ser ingenier@ es tener un corazón con pasión inagotable por el aprendizaje y la mejora. Es vivir en un lugar en constante evolución, donde cada día trae nuevos cambios, retos y descubrimientos. En un dominio donde la obsolescencia es la única constante, cada problema resuelto abre la puerta lógica a otro aún más intrigante, en un ciclo perpetuo de curiosidad y descubrimiento en el que la realidad es y, a la vez, se proyecta y amplía desde la posibilidad creativa.

Ser ingenier@ es convivir 24 horas al día, 7 días por semana, 365 días al año, con la tensión de dos bornas, positiva y negativa, racional y emocional, introvertida y extravertida, creativa y productiva, y mantener la corriente en movimiento entendiendo, además, que el mundo no es binario.

Ser ingenier@ es una constante oscilación entre soñar y hacer, entre pensar y ejecutar, entre ser un visionario y un artesano. Es construir los cimientos del mañana con las herramientas de hoy, es explorar los límites de lo posible y, a veces, incluso trascenderlos. Es ser un poeta de lo pragmático, un arquitecto de futuros, un diseñador de realidades, un desarrollador de visiones.

Ser ingenier@ es prever el futuro, diría más, imaginarlo y darle forma desde el presente. Es mirar más allá de los circuitos de la realidad, imaginar lo que aún no existe y luego, con manos firmes y mente clara, construirlo en una nueva etapa. Es un acto de creación, un gesto audaz de dar vida a las ideas, de convertir lo abstracto en tangible, de ampliar horizontes.

Ser ingenier@ es conocer la frecuencia en la que un@ mism@ vibra y ser portador de emociones e, incluso, transformador de dominios para otras personas.

Ser ingenier@ es una responsabilidad. En sus manos sostiene la seguridad, el bienestar y los sueños de la sociedad. Sus creaciones no solo deben funcionar, sino que deben hacerlo de manera segura, eficiente y ética. Cada puente, cada código, cada máquina es un testimonio de esa responsabilidad, un recordatorio de que sus obras tienen un impacto real en el mundo y en las vidas de las personas.

Ser ingenier@ es, en definitiva, vivir en un eterno diálogo con el universo, una conversación entre la mente y la materia, entre lo posible y lo realizado. Es ser el puente entre el sueño y su manifestación, un medium que, con el toque de la ciencia y la tecnología, transforma el "¿Qué pasaría si?" en el "Así es como se hace" y vuelta a empezar.

El otro día hablaba en directo en Linkedin de lo importante de ser un orgulloso friki de lo que te apasiona en tiempos de Inteligencia Artificial.

Hoy mi headline en Linkedin vuelve a contener mi profesión: (orgulloso) ingeniero.

Quizá hoy he entendido que...

Nuestras habilidades específicas y las trasversales (o humanas) no están tan desconectadas, al fin y al cabo.

Me haría mucha ilusión leer a l@s ingenier@s de mi red en este artículo 🩶