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Document 52006AE0242

Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la eficiencia energética

DO C 88 de 11.4.2006, p. 53–60 (ES, CS, DA, DE, ET, EL, EN, FR, IT, LV, LT, HU, NL, PL, PT, SK, SL, FI, SV)

11.4.2006   

ES

Diario Oficial de la Unión Europea

C 88/53


Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «la eficiencia energética»

(2006/C 88/13)

Mediante carta de 7 de junio de 2005, de conformidad con el artículo 262 del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, la Comisión solicitó al Comité Económico y Social Europeo la elaboración de un dictamen sobre «La eficiencia energética».

La Sección Especializada de Transportes, Energía, Infraestructuras y Sociedad de la Información, encargada de preparar los trabajos en este asunto, aprobó su dictamen el 31 de enero de 2006 (ponente: Sr. BUFFETAUT).

En su 424o Pleno de los días 14 y 15 de febrero de 2006 (sesión del 14 de febrero de 2006), el Comité Económico y Social Europeo ha aprobado por 78 votos a favor, 2 en contra y 1 abstención el presente Dictamen.

1.   Conclusión: fomentar la eficiencia energética

1.1

La búsqueda de la eficiencia energética ha pasado a ser una necesidad para las empresas, por lo que los acuerdos voluntarios tienen por objetivo responder a los principales desafíos que plantea el encarecimiento de la energía en la mayoría de los casos.

1.2

La Unión Europea desempeñaría un papel muy útil si sistematizase la información sobre las buenas prácticas y las innovaciones en este ámbito. La DG de Energía podría convertirse en una especie de centro de la información en materia de eficiencia energética.

1.3

Las campañas de concienciación ciudadana pueden desempeñar un papel útil. Para ser eficaces, deben desarrollarse lo más cerca posible de los consumidores finales y de los sectores profesionales interesados. Corresponde, pues, a los entes nacionales y locales asumir la responsabilidad al respecto.

1.4

Por último, el recurso a la reglamentación no debe ser la norma, sino más bien la excepción, en la medida en que ya se han adoptado numerosos instrumentos jurídicos y en que es conveniente hacer un balance de su aplicación.

1.5

La eficiencia energética no es un eslogan, un lujo ni una invención inútil. En un contexto internacional en que la demanda energética no va a dejar de aumentar, sobre todo debido al rápido desarrollo de países emergentes como China, India o Brasil, interesa a los ciudadanos, las empresas, los Estados miembros y la Unión Europea. La Agencia Internacional de la Energía prevé que la demanda energética mundial crecerá en un 60 % de aquí a 2030, mientras que la Unión Europea –que depende en un 80 % de los combustibles fósiles– verá pasar sus importaciones energéticas del 50 al 70 % durante el mismo período. Pero, frente a los países productores y a los demás grandes países consumidores, la Unión Europea no es un protagonista unificado del mercado mundial de la energía. Por este motivo, Tony Blair, como Presidente del Consejo, abogó por la creación de una política común de la energía en la cumbre informal celebrada en Hampton Court el pasado mes de octubre.

1.6

No hay que disimular el hecho de que la explosión de la demanda y el encarecimiento de los costes de la energía pueden pesar mucho en el crecimiento económico de la Unión Europea, incitar a la deslocalización de determinadas actividades con elevado consumo energético y, de rebote, degradar la situación social de Estados miembros ya expuestos a fuertes tensiones en sus sistemas de protección social en un contexto de envejecimiento de la población y de declive demográfico. A este respecto las medidas de eficiencia energética son sumamente adecuadas, ya que a fin de cuentas contribuyen a reducir los costes y, por consiguiente, a aumentar la competitividad.

1.7

Además, la competencia por asegurarse los recursos energéticos puede ocasionar crispaciones políticas fuertes e incluso representar una amenaza para la paz en algunas regiones del mundo, amenaza que puede extenderse fácilmente mediante el terrorismo internacional.

1.8

Por último, el uso razonable, eficaz y económico de las fuentes de energía es una necesidad de equilibrio vital para nuestro planeta y para las generaciones futuras.

1.9

El CESE considera que el «Libro Verde sobre la eficiencia energética o cómo hacer más con menos» plantea cuestiones pertinentes y propone vías de acción realistas. Apoya de manera muy decidida la voluntad de reducir el consumo energético en un 20 % y considera necesario no sólo lograr muy rápidamente el objetivo de reducción anual del consumo energético en un 1 %, sino también fijarse como objetivo, en una segunda etapa, una reducción efectiva del 2 %.

1.10

El CESE estima que los acuerdos voluntarios con los grandes sectores económicos constituyen sin duda una solución eficaz y preferible –cuando resulte posible– a medidas de reglamentación obligatorias.

Puesto que los dos sectores con mayor consumo energético son los transportes y la construcción, deberán realizarse los mayores esfuerzos y buscarse las innovaciones precisamente en estos sectores.

La introducción continua y progresiva de innovaciones eficaces en el ámbito de la eficiencia energética responde al mismo tiempo a la demanda de los consumidores y de los industriales. La Unión Europea y los Estados miembros deben comprometerse en firme en favor de políticas convergentes destinadas a fomentar la eficiencia energética, el intercambio de buenas prácticas y la difusión de las mejores tecnologías, así como en campañas de información e incentivación dirigidas a los hogares y a los consumidores.

2.   Introducción

En el año 2000, la Comisión señaló la urgente necesidad de fomentar más activamente la eficiencia energética, tanto a nivel de la Unión Europea como de los Estados miembros. Esta necesidad se señalaba tanto en vista de los objetivos adoptados por los acuerdos de Kioto, como de la necesidad de iniciar una política energética más sostenible para un continente que tiene una gran dependencia en materia de recursos y de reforzar la seguridad del abastecimiento.

Por lo tanto, se publicó un plan de acción destinado a reforzar la eficiencia energética en la Comunidad Europea, cuyos objetivos eran los siguientes:

suscitar la atención sobre la eficiencia energética,

proponer medidas y acciones comunes en el marco de los acuerdos de Kioto,

clarificar las funciones respectivas de la Comunidad y de los Estados miembros,

realizar el potencial de mejora de la eficiencia energética, con el objetivo de lograr una reducción del 1 % anual del consumo de energía, objetivo acumulativo que se supone superable,

difundir nuevas tecnologías.

2.1   ¿Dónde nos encontramos cinco años después?

El objetivo del 1 % sigue siendo un objetivo a alcanzar, pero se han establecido algunos instrumentos jurídicos, se han firmado acuerdos de objetivos con determinados sectores económicos, se han iniciado reflexiones más amplias por parte de la Comisión o a instancias del Consejo, los acuerdos de Kioto han entrado en vigor y se han fijado objetivos de desarrollo de las energías renovables. A fin de cuentas, es probable que el objetivo de reducción del consumo energético no sea lineal y que, sector por sector, se pase por umbrales de progresión.

2.1.1   Instrumentos jurídicos

Se han adoptado algunos, otros están en proceso de adopción; algunos son «específicos», otros son más amplios: Reglamento relativo a un programa comunitario de etiquetado de la eficiencia energética para los equipos ofimáticos (1), Directiva relativa a la eficiencia energética de los edificios (2), Directiva relativa al fomento de la cogeneración (3), propuesta de Directiva sobre la eficiencia del uso final de la energía y los servicios energéticos (4).

Además, los acuerdos negociados con algunos sectores económicos determinan normas de eficiencia mínimas; estos acuerdos voluntarios representan una alternativa a la elaboración de nueva legislación.

No obstante, debe velarse por que esto no cree confusión entre normativas numerosas y que se solapan, lo cual podría conducir a un mayor aumento de normas burocráticas difícilmente abarcables y, por ende, a un obstáculo para la economía, con lo que también se perjudicaría el objetivo deseado de mejorar la eficiencia en el sector energético.

2.1.2   Reflexiones más amplias

Al mismo tiempo, la Unión Europea ha iniciado reflexiones más amplias, que se traducen sobre todo en estrategias, entre las que figura la estrategia de desarrollo sostenible aprobada por el Consejo Europeo de Gotemburgo en 2001, que debería haberse renovado para finales de 2005, lo que lamentablemente no se ha producido. En este sentido también podrían citarse las estrategias temáticas sobre el reciclaje, la utilización sostenible de los recursos naturales o sobre el desarrollo urbano que incluyen aspectos energéticos.

2.1.3   Kioto

El Protocolo de Kioto entró en vigor tras la ratificación por la Federación de Rusia, pero sin los Estados Unidos de América, que, sin embargo, destinan sumas importantes a la investigación sobre los medios de reducir las emisiones de CO2.

En este contexto, la Comisión publicó una comunicación titulada «Ganar la batalla contra el cambio climático mundial» y el Consejo Europeo de primavera reiteró su voluntad de dar un nuevo impulso a las negociaciones internacionales.

2.1.4   El desarrollo de las energías renovables

Se han establecido políticas y objetivos de desarrollo de las energías renovables, en particular en lo que se refiere a la energía eólica, y, en general, para el conjunto de las tecnologías ecológicas.

La demanda energética no para de aumentar y la dependencia energética de la Unión Europea sigue siendo importante y podría pesar mucho en unos resultados económicos ya insuficientes, en un contexto mundial de crecimiento muy pronunciado de la demanda, en particular debido al crecimiento de países emergentes como China, India y Brasil.

La reflexión sobre una política de eficiencia energética europea y su aplicación, no es, por lo tanto, un lujo, sino una triple necesidad:

necesidad de desarrollo sostenible,

necesidad económica,

necesidad de independencia política.

Las reflexiones del CESE se articularán, pues, alrededor de la cuestión de «la eficiencia energética, la necesidad de un desarrollo sostenible, de competitividad e independencia económicas», que coincide con las preocupaciones del Libro Verde.

3.   El Libro Verde sobre la eficiencia energética

3.1

La Comisión publicó el 22 de junio de 2005 el «Libro Verde sobre la eficiencia energética o cómo hacer más con menos». Esta publicación se produce tras la publicación de la propuesta de Directiva sobre la eficiencia del uso final de la energía y los servicios energéticos y el inicio de los debates parlamentarios sobre la misma, y después de haberse solicitado al CESE un dictamen exploratorio sobre la eficiencia energética. Esta cronología puede parecer desconcertante en la medida en que, por lo general, los Libros Verdes preceden a los textos de carácter jurídico, pero el ámbito de este Libro Verde es más extenso que el de la propuesta de Directiva. El dictamen exploratorio del CESE podrá considerarse una contribución a la consulta iniciada por la Comisión.

3.2

Partiendo de la constatación de que, a pesar de los discursos sobre un uso más racional de la energía, la demanda energética no para de aumentar, la Comisión considera que es conveniente dar «un fuerte impulso a un programa reforzado de promoción de la eficiencia energética a todos los niveles de la sociedad europea». Cree que la Unión Europea podría economizar como mínimo el 20 % de su actual consumo de energía. El CESE se felicita de la ambición mostrada por la Comisión y por el Parlamento Europeo en cuanto a los objetivos y a la diversificación del suministro. Considera que se crea un efecto de atracción positivo que, además, debería crear empleo mediante el desarrollo de nuevas tecnologías. No obstante, hay que velar por que las políticas energéticas iniciadas no conduzcan a un aumento de los costes de la energía, que supondría el aumento de los costes de producción en un contexto de competencia mundial exacerbada. Así, por ejemplo, los certificados de emisión de CO2 representan un coste importante para las industrias con gran consumo de energía (por ejemplo, la industria del cemento) y podrían incentivar las deslocalizaciones. Por lo tanto, no deben desestimarse las consecuencias socioeconómicas de las medidas previstas o establecidas.

3.3

Siguiendo el uso habitual en los Libros Verdes, la Comisión formula 25 cuestiones relativas a las opciones identificadas con objeto de estructurar la consulta pública. Prevé las medidas que deberán aplicarse en el plano comunitario, nacional, regional y local y, por último, en el marco de la cooperación internacional, recordando las políticas que deberán aplicarse y los sectores afectados, todo ello ilustrado con ejemplos.

3.4

Sorprendentemente, no se abordan determinados problemas, aun cuando estos revisten una importancia real. No se menciona, por ejemplo, la cuestión del alumbrado urbano y público en general, ni la producción a partir de productos reciclados, que, en algunos casos, resulta más económica en el plano energético (metales, aluminio, etc.), ni la valorización del biogás en los vertederos.

3.5

El objetivo del Libro Verde es identificar los «estrangulamientos» (falta de incentivos, de información, de formación, de financiación, etc.) que impiden actualmente las mejoras de eficiencia más rentables. Las medidas que deberán fomentarse son aquellas que tienen como resultado un ahorro neto después de amortizarse la inversión necesaria. Se esperan respuestas a las cuestiones formuladas en forma de sugerencias o de ejemplos que respondan al objetivo propuesto. Con posterioridad al Libro Verde, deberá elaborarse un plan de acción en 2006.

3.6

La Comisión se muestra bastante optimista, ya que considera que la aplicación rigurosa del conjunto de medidas adoptadas después de 2001 (Directiva sobre el rendimiento energético de los edificios o sobre la cogeneración), en combinación con nuevas medidas, podrían conducir a un ahorro energético correspondiente a alrededor del 1,5 % del consumo anual para lograr el nivel de consumo de 1990.

4.   La eficiencia energética: una necesidad de desarrollo sostenible, de competitividad y de independencia económica

4.1

Existe una cadena de la energía de la que forman parte el productor, el transportista, el distribuidor y el consumidor. Por lo tanto, es importante actuar en todas las fases de esta cadena desde la oferta hasta la demanda. Es probablemente en los dos extremos de la cadena donde la acción podrá resultar más eficaz: producción y consumo.

4.2

En el ámbito de la producción, se están introduciendo con regularidad mejoras de la eficiencia en los modos de producción.

4.2.1

Así, la cogeneración de calor y electricidad tiene como principio mismo recuperar una energía que se desperdiciaría, utilizándose estas nuevas tecnologías que permiten aprovechar fuentes de energía alternativa. Así, la captación y valorización del gas de mina permite alimentar las instalaciones de cogeneración (por ejemplo, en Freyming Merlebach, en Lorena). El calor de los altos hornos también puede recuperarse para ser valorizado (técnica aplicada en Brescia, Italia).

En los países nórdicos, se han reconvertido unidades de cogeneración de calefacción y electricidad para utilizar la madera, lo que ha llevado a la creación de un sector basado en la madera.

Además, la investigación para resolver problemas como la obstrucción de las instalaciones y los fenómenos de combustión anormal deberían permitir mejorar el rendimiento de las instalaciones.

4.2.2

La recuperación del biogás y su valorización en los centros de enterramiento (vertederos) permite utilizar una fuente de energía que antes se perdía, a la vez que se combaten los gases de efecto invernadero. Este tipo de innovación y de valorización incita a situar las instalaciones en las proximidades del lugar de consumo, permitiendo así evitar o reducir las pérdidas de energía debidas al transporte.

4.2.3

En el ámbito de la producción de electricidad, las mejoras de la eficiencia en la producción son considerables, por ejemplo en lo que se refiere a la energía eólica, como lo serán en todos los sectores de las grandes centrales eléctricas.

4.3

En lo relativo al consumo, se están introduciendo continuamente tecnologías que permiten un mayor ahorro en los sectores que consumen energía. Como el encarecimiento de la energía repercute en el consumidor final/cliente, las industrias se ven obligadas a la innovación tecnológica.

4.3.1

En el sector del transporte por automóvil, las innovaciones y los progresos afectan a la vez a la motorización, la calidad y la eficiencia de los carburantes y al diseño de los neumáticos. El consumo de los automóviles está mejorando desde hace diez años, pero hay que reconocer que esta mejora se ve contrarrestada por el aumento del número de vehículos. Se facilita una mayor utilización de biocarburantes mediante incentivos fiscales, como, por ejemplo, no sometiéndolos a la misma fiscalidad que los productos derivados del petróleo (5).

La industria del automóvil se ha comprometido mediante un acuerdo voluntario con la Unión Europea a alcanzar un valor medio de emisiones de CO2 de 140 g/Km en 2008. El Parlamento y el Consejo de Ministros desean que la ACEA se comprometa a lograr el objetivo de 120 g/Km en 2010. En cualquier caso, si se respeta este acuerdo, los vehículos privados comercializados en 2008-2009 deberían consumir un 25 % menos de carburante que en 1998.

4.3.2

En materia de transportes, los entes locales se están comprometiendo en toda Europa en favor de políticas de desplazamiento urbano destinadas a mejorar la calidad de los transportes públicos con el fin de reducir la utilización de los vehículos privados. Por ejemplo, en Francia, cada municipio debe elaborar, presentar y lograr la aprobación de un plan de desplazamiento urbano. En otros casos se adoptan medidas más coercitivas, como los peajes urbanos (por ejemplo, en Londres).

4.3.3

Deberían fomentarse modos de transporte «en declive» como el transporte de mercancías por ferrocarril, cuya cuota de mercado no deja de reducirse en Europa (-7 %) y el transporte por vía navegable. No obstante, hay que reconocer que, a pesar de los discursos, estos dos sectores importantes desde el punto de vista de la eficiencia energética experimentan dificultades para desarrollarse, sobre todo porque faltan infraestructuras y el coste de su construcción o modernización es muy elevado (por ejemplo, el canal Rhin-Ródano, o el enlace ferrocarril-carretera transalpino). Además, la construcción de infraestructuras se enfrenta a menudo, con razón o sin ella, a la oposición de grupos de presión ecologistas.

4.3.4

La gestión del alumbrado urbano también es objeto de innovación para ahorrar energía. Así, los sistemas de telegestión de las redes permiten, por una parte, controlar en tiempo real su funcionamiento, pero también regular la tensión eléctrica y adoptar el flujo emitido en función de las necesidades reales y, por consiguiente, generar ahorros de energía para la colectividad.

Las lámparas de alumbrado público de tecnología antigua (por ejemplo, vapor de mercurio) son sustituidas con frecuencia por lámparas de sodio de alta presión, con menor potencia y menos costosas. Se están desarrollando los diodos blancos, con escaso consumo energético, así como la energía solar. En lo que se refiere al uso privado, las lámparas de bajo consumo están ocupando paulatinamente el lugar que les corresponde en el mercado y conducen a una reducción del consumo. Algunas empresas suministradoras de energía eléctrica ofrecen a sus clientes vales de compra para lámparas de bajo consumo (Italia).

4.3.5

En lo que se refiere a los edificios, la aplicación de la Directiva sobre el rendimiento energético debería dar sus frutos. En todo caso, las normas en materia de aislamiento térmico han conducido a importantes progresos para todas las construcciones nuevas, así como los avances en materia de acristalamiento.

4.3.6

En el ámbito de la industria, varios grandes sectores como el del automóvil han adquirido compromisos voluntarios para aumentar la eficiencia energética de sus productos, que, a fin de cuentas, están sujetos a las normas de etiquetado europeo. Se está desarrollando la implantación de unidades de cogeneración para uso industrial. Conviene señalar que algunos sectores de alto consumo energético, como el del aluminio, están realizando ahorros de energía nada despreciables al recurrir a productos de reciclaje.

4.4

De los ejemplos citados se desprende que, en un contexto de encarecimiento duradero de la energía, la eficiencia energética se ha convertido en un proceso positivo natural para los agentes económicos, lo cual lleva a pensar que las medidas voluntarias son tan eficaces a medio y largo plazo como la reglamentación.

5.   Las cuestiones del Libro Verde

5.1   Cuestión 1: ¿Cómo puede estimularse mejor la inversión europea en las tecnologías de la eficiencia energética?

El CESE considera que las medidas de incentivación fiscal pueden ser eficaces para estimular las inversiones, pero que, aparte de estas últimas, los servicios de eficiencia energética en el marco de la explotación ininterrumpida pueden aumentar la eficiencia energética de las instalaciones.

Cree, sin embargo, que existen otras medidas de carácter voluntario y no fiscales que pueden resultar eficaces, como los premios al ahorro energético, la difusión de las «mejores tecnologías disponibles», las campañas internas de las empresas para desarrollar hábitos de uso simples y cotidianos (apagado automático del alumbrado, poner en «vigilia» las instalaciones eléctricas y electrónicas, etc.), así como campañas destinadas al público en general, que pueden resultar eficaces. Con la misma intención, empresas de suministro de energía incentivan a los consumidores y clientes a adoptar modos de consumo responsable, como, por ejemplo, desarrollando el uso de lámparas eléctricas de bajo consumo. Se trata también de una cuestión de responsabilidad personal y colectiva. Un proverbio indio dice con razón que «vivimos en un mundo que hemos de dejar como herencia a nuestros hijos». Sería moralmente inconcebible adoptar una actitud irresponsable con las generaciones futuras.

En lo relativo al uso de fondos en el ámbito de la investigación, esto podría sin duda tener un efecto desmultiplicador en el marco de la colaboración entre centros de investigación públicos y privados.

5.2   Cuestión 2: Pertinencia del mecanismo de cuotas de emisión en relación con la eficiencia energética

Esta política podría utilizarse eventualmente para la elaboración de proyectos domésticos en el sector de la vivienda y de las empresas de transporte, del cual es conocido su alto consumo energético. A fin de cuentas, algunos países ya han establecido certificados de ahorro energético que imponen obligaciones a los productores en materia de ahorro energético e indirectamente, de emisión de CO2. A falta de acciones concretas, se les grava con impuestos (en Francia, 2 céntimos de euro por Kw/h), lo que les impulsa a lanzar iniciativas a sus clientes al objeto de realizar ahorros de energía.

Sería conveniente velar por que el aumento de los costes de la energía que puede derivarse de este mecanismo no conlleve efectos socioeconómicos negativos (deslocalizaciones), pero este aumento debería, sin embargo, valorarse teniendo en cuenta el riesgo de crisis energética importante en el futuro. El coste actual puede garantizar beneficios en el futuro. Del mismo modo, los distintos mecanismos de certificados de emisión o de ahorro energético deberán también considerarse en función de su efecto incentivador para invertir en las tecnologías limpias y que ahorran energía.

En lo que se refiere a los planes de asignación de certificados de emisión de CO2, es de lamentar que a las instalaciones que ya han realizado esfuerzos de inversión en tecnologías más limpias y con menor consumo energético no se las trate de manera más favorable que a las que no han realizado estos esfuerzos.

Además, la cogeneración que desea fomentar la Unión Europea debería integrarse mejor en los planes de asignación.

5.3   Cuestión 3: Conveniencia de establecer planes anuales de eficiencia energética en cada Estado miembro y de realizar una evaluación comparativa de estos planes

Si se estableciesen dichos planes, convendría que fuesen coherentes con los ciclos de inversión. En la práctica, las inversiones no se amortizan en un año, por lo que sería conveniente que los posibles planes tuviesen en cuenta los plazos necesarios de ejecución y de amortización.

Estos planes sólo podrían establecer objetivos, aunque su comparación podría resultar útil como instrumento de difusión de prácticas eficaces y con buenos resultados.

5.4   Cuestión 4: Conveniencia de desarrollar instrumentos fiscales

Los instrumentos fiscales pueden resultar eficaces si se seleccionan y se orientan adecuadamente. No obstante, está claro que la aplicación de instrumentos fiscales resulta delicada y que es principalmente competencia nacional, así como que es conveniente respetar los principios de subsidiariedad y de libre administración de los entes locales. En lo que se refiere a los tipos de IVA, es necesario obtener la unanimidad en el Consejo para poder modificarlos.

En cambio, el uso sistemático de etiquetas ecológicas resulta más fácil y puede resultar eficaz.

5.5   Cuestión 5: Preparar un régimen de ayudas estatales más favorable al medio ambiente que fomente la innovación ecológica y la mejora de la productividad

Es necesario que esta medida vaya dirigida a los sectores con mayor consumo energético: la vivienda y los transportes. No obstante, debe velarse por que las posibles ayudas estatales no distorsionen la competencia.

5.6   Cuestión 6: Ejemplaridad de los poderes públicos

El CESE considera que debería fomentarse la introducción de criterios de eficiencia energética en las licitaciones de los contratos públicos, así como las auditorías de eficiencia energética en los edificios públicos. ¿Habría que desarrollar quizá la noción de ejemplaridad energética?

En todo caso, sería necesario evaluar las experimentaciones realizadas sobre los edificios públicos para poder valorar la relación coste-eficacia.

5.7   Cuestión 7: Pertinencia de los fondos destinados a la eficiencia energética

Los fondos destinados a la eficiencia energética podrían ser instrumentos importantes para un uso más eficaz de la energía y para un mayor ahorro energético. Con la ayuda de estos fondos podrían llevar a cabo más fácilmente inversiones privadas y las empresas de la energía podrían facilitar a sus clientes opciones para un menor consumo energético; gracias a ellos se aceleraría el desarrollo de servicios de eficiencia energética y serviría de estímulo para la I+D y para la pronta introducción en el mercado de productos eficientes desde el punto de vista energético. Son, pues, un acompañamiento útil para la introducción del comercio de emisiones.

En cambio, debería preverse una toma en consideración más consecuente de la eficiencia energética en el marco de los fondos de cohesión y de los fondos de desarrollo regional.

Lo urgente es sin duda aumentar los créditos destinados a la investigación y el desarrollo, siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos, que están realizando esfuerzos presupuestarios importantes en el ámbito de las tecnologías de la energía.

5.8   Cuestión 8: Eficiencia energética de los edificios

Este sector es estratégico, y los aumentos de eficiencia energética pueden ser considerables; no obstante, debe velarse por que ni los propietarios arrendadores ni los propietarios ocupantes tengan que soportar cargas desproporcionadas en relación con sus posibilidades, y por no imponer cargas administrativas demasiado onerosas y complejas. A este respecto, debe velarse por que los Estados miembros no elaboren textos cuya aplicación resultaría muy difícil de controlar debido a su complejidad y que no serían aplicados por determinadas empresas cuando otras se esforzarían por hacerlo, lo que crearía distorsiones de la competencia. En el sector de la construcción, el rendimiento energético es global, mientras que las distintas profesiones intervienen por separado. Por lo tanto, es necesario un control estructurado de las obras. En la práctica, será el arquitecto, con la ayuda de un estudio, el responsable de la aplicación de las normas energéticas; de ahí la necesidad de textos claros y sencillos para una realidad compleja de ejecución.

Toda extensión del ámbito de aplicación de la directiva sólo deberá preverse, si procede, tras realizar un balance de la aplicación de la directiva de 2001 y, en particular, una eventual reducción del límite actualmente fijado en 1000 m2. Cabe señalar que la revisión de los reglamentos térmicos cada cinco años representa en la práctica un plazo de aplicación muy corto para un sector donde las empresas son con frecuencia de pequeñas dimensiones. Un plazo de siete años sería sin duda más realista, con el fin de darles realmente el tiempo necesario para aplicar esta reglamentación sin verse obligadas a aplicar nuevas normas, cuando las normas anteriores apenas son efectivas.

Sería útil hacer un balance de las medidas adoptadas en los Estados miembros y proceder a un intercambio de buenas prácticas.

5.9   Cuestión 9: Incentivos para que los propietarios de viviendas mejoren su eficiencia energética

Habría sin duda que privilegiar la fiscalidad incentivadora, por ejemplo, reduciendo la contribución urbana para los propietarios en función de sus inversiones en materia de eficiencia energética. En cualquier caso, el nivel de intervención debe ser el nacional.

En todo caso, sería muy útil desarrollar un mercado de servicios energéticos similar al que ya existe en algunos países de la Unión, concretamente en los países nórdicos y en Francia.

5.10   Cuestión 10: Mejora del rendimiento de los productos que consumen energía en los hogares

Sería conveniente aprovechar la experiencia acumulada en el marco de la política integrada de productos:

enlazar este desafío con la aplicación de la directiva sobre el diseño ecológico de los productos que consumen energía,

hacer un balance de la aplicación de los compromisos voluntarios en curso en el sector.

La etiqueta energética es obligatoria para determinados electrodomésticos (frigoríficos, congeladores, lavadoras, lavavajillas, bombillas). Podría hacerse extensiva a más electrodomésticos (como, por ejemplo, los hornos eléctricos y de microondas domésticos). También podría utilizarse en otros ámbitos para equipos que consumen gran cantidad de energía, como la calefacción y el aire acondicionado (por ejemplo, calderas de gas, bombas de circulación y unidades de aire acondicionado domésticas).

5.11   Cuestión 11: Mejora de la eficiencia energética de los vehículos

Es conveniente esperar los resultados del compromiso voluntario de la ACEA con la Comisión.

En todo caso, la industria del automóvil introduce de manera continua y progresiva innovaciones en materia de eficiencia energética de los vehículos, progresos en la motorización y reducción del consumo.

Queda pendiente la cuestión del parque automovilístico más antiguo, que reviste en ocasiones un aspecto social. No obstante, tanto por motivos de eficiencia energética como de seguridad, sería útil incentivar la renovación del parque automovilístico. Podría ser conveniente prever medidas específicas en materia de crédito para no penalizar a las personas con ingresos modestos.

Por último, la fiscalidad de los medios de transporte sigue siendo muy desigual y, por lo tanto, penalizando a de algunos modos de transporte, como señaló el CESE en su dictamen sobre el transporte sostenible.

5.12   Cuestión 12: Campañas de información al público

Para que resulten eficaces, son preferibles las campañas nacionales o regionales a las campañas europeas en lo que se refiere a los hogares. Serían útiles campañas de sensibilización específicas dirigidas a los niños, para que estos últimos adopten desde una edad muy temprana buenos hábitos en materia de ahorro energético (como, por ejemplo, simplemente apagar la luz al salir de una habitación). También resultaría muy útil una información adecuada a los consumidores para que éstos puedan optar por adquirir el material más adaptado para el consumo energético.

Como ya se han realizado campañas nacionales, podría procederse a un intercambio de experiencias.

5.13   Cuestión 13: Eficiencia del transporte y de la distribución de electricidad, fomento de la cogeneración

La producción de electricidad sufre pérdidas en el momento de la transformación (alrededor de un 30 %) y del transporte (un 10 %). Estas pérdidas generadas por el transporte pueden reducirse acortando este último.

También pueden realizarse ahorros con una mejor gestión de la demanda, sobre todo en lo que se refiere a los grandes usuarios de la energía. Por lo tanto, es deseable desarrollar los acuerdos entre estos últimos y los productores para gestionar mejor la demanda.

La apertura del mercado debería permitir lograr una mayor eficiencia gracias a la emulación entre los distribuidores, aunque resulta prematuro hacer un balance.

En lo que se refiere a la cogeneración, sería conveniente definir bien el estatus de la electricidad procedente de la cogeneración, y además los parámetros de la directiva sobre cogeneración parecen difíciles de alcanzar, tanto más cuanto que son interpretados de manera diferente en los distintos Estados miembros.

5.14   Cuestiones 14 y 15: Papel de los proveedores de energía en el contexto del suministro de un servicio energético e introducción de «certificados blancos»

Cabe preguntarse si el productor-suministrador de energía tiene interés en favorecer las reducciones de consumo. Este es el motivo por el que algunos Estados miembros han introducido certificados de ahorro energético.

Hay que tener en cuenta toda la cadena de agentes para lograr reducciones del consumo energético. Sería útil un código voluntario de buena conducta.

No cabe duda de que habría que definir mejor lo que se entiende por servicio de eficiencia energética y contrato de resultados energéticos.

En lo que se refiere a los «certificados blancos», sería conveniente hacer un balance de su uso en aquellos Estados donde se hayan aplicado antes de extenderlos a escala comunitaria.

5.15   Cuestión 16: Alentar a la industria a aprovechar las nuevas tecnologías que consiguen una mayor eficiencia energética

Eficiencia de las medidas existentes (carbono, compromisos voluntarios).

Hay que privilegiar los compromisos voluntarios por encima de las medidas coercitivas. En todo caso, las medidas, si son válidas desde el punto de vista económico y rentables desde el punto de vista financiero, ya se han adoptado en muchos países europeos. La posible actuación debería, pues, centrarse en las medidas que requieren incentivos o ayudas, ya que de lo contrario se crea el efecto de una rebaja.

5.16   Cuestión 17: Equilibrio entre los modos de transporte y aumento de la cuota de mercado del transporte por ferrocarril y por vías navegables

El sector ferroviario carece a menudo de flexibilidad y de oferta alternativa y la red de vías navegables no está suficientemente desarrollada y presenta demasiados estrangulamientos. Es necesario invertir más en la interoperabilidad de los diferentes modos de transporte, integrar los costes externos y valorizar los modos que permiten una mayor eficiencia energética. La introducción de la posibilidad de competencia regulada en vez de una competencia pura y dura responde mejor a las características del sector y podría dinamizarlo.

5.17   Cuestión 18: Financiación de las infraestructuras de la red transeuropea de transporte (6)

Algunas grandes redes transeuropeas son esperadas desde hace tiempo. La crisis de la hacienda pública en toda Europa ha retrasado a menudo su ejecución. El CESE recomienda que se asignen fondos de la UE prioritariamente a desarrollar aquellos modos de transporte que han demostrado ser especialmente eficaces en la utilización de la energía (como, por ejemplo, el ferrocarril).

Cabe esperar también que se fomenten las colaboraciones entre el sector público y el sector privado.

5.18   Cuestión 19: Normas o medidas de reglamentación para el sector de los transportes

Debe otorgarse prioridad a las innovaciones tecnológicas y al establecimiento de normas definidas conjuntamente entre la industria y los poderes públicos.

5.19   Cuestión 20: ¿Es necesario obligar a los organismos públicos a adquirir vehículos «limpios»?

Los principios de libre administración de los entes locales y de subsidiariedad son contrarios al establecimiento de una obligación. No obstante, muchos organismos públicos ya realizan este tipo de adquisiciones. Las normas en materia de licitación pueden fomentar esta práctica.

Por otra parte, la propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a la promoción de vehículos limpios de transporte por carretera (COM(2005) 634 final) está encaminada a desarrollar dicha práctica mediante la imposición de una cuota de vehículos «limpios» en el marco de las licitaciones de las entidades públicas.

5.20   Cuestión 21: Imputación de los gastos de las infraestructuras de transporte y de los costes externos (contaminación, accidentes, etc.)

El CESE se ha manifestado en varias ocasiones en favor de la imputación de los costes externos y ha solicitado a la Comisión que presente el correspondiente proyecto. Por ello, recomienda que se efectúe un balance de las medidas adoptadas hasta la fecha en algunos países para poder medir con exactitud su eficacia.

5.21   Cuestión 22: Planes de financiación de proyectos de eficiencia energética, gestionados por empresas de eficiencia energética

Cuando las iniciativas hayan tenido éxito, deberá fomentarse el apoyo y la difusión de las mismas en la Unión Europea.

5.22   Cuestión 23: Eficiencia energética en el marco de las relaciones con terceros países

El coste de la energía hará que la cuestión de la eficiencia energética resulte más sensible que antes. En efecto, las instituciones financieras internacionales deberían incluir esta preocupación en el marco de su asistencia técnica y financiera.

5.23   Cuestión 24: Utilización de los avances europeos en los países en vías de desarrollo

Sería conveniente simplificar y hacer más eficaces las medidas existentes (MDL, JI) (7).

5.24   Cuestión 25: Posibilidad de negociar en la OMC ventajas arancelarias para los productos eficientes en el consumo de energía

Parece poco probable que la Unión Europea pueda hacer que se acepten estas medidas en la OMC, ya que podría considerarse que su destino es perjudicar las producciones de los países en vías de desarrollo.

Bruselas, 14 de febrero de 2006.

La Presidenta

del Comité Económico y Social Europeo

Anne-Marie SIGMUND


(1)  Reglamento (CE) no 2422/2001, DO L 332 de 15.12.2001.

(2)  Directiva 2002/91/CE, DO L 001 de 4.1.2003.

(3)  Directiva 2004/8/CE, DO L 52 de 21.2.2004.

(4)  COM(2003) 739 final.

(5)  «Directiva 2003/96/CE del Consejo, de 27 de octubre de 2003, por la que se reestructura el régimen comunitario de imposición de los productos energéticos y de la electricidad», DO L 283, de 31 de octubre de 2003.

(6)  DO C 108 de 30.4.2004.

(7)  (= CDM, Clean Development Mechanism, JI = Joint Implementation)


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