Su imagen sigue vigente en nuestras retinas. Es una de las actrices más inmortales del cine, por su belleza y elegancia. Pero, además, Audrey Hepburn es recordada por sus innumerables obras benéficas. La ganadora del Oscar fue nombrada embajadora de UNICEF en 1988, actividad que concentró toda su atención hasta sus últimos días.
Nacida en Bruselas en 1929 en una familia aristocrática, se crió viajando entre Gran Bretaña y Holanda. A los diez años comenzó a tomar clases de teatro, pero el mayor énfasis estuvo siempre en la danza, lo que sin duda definiría el estilo de la actriz. Su infancia estuvo marcada por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, lo que provocó que estuviera en constante movimiento huyendo de los ataques del régimen nazi que azotaron a su familia y que marcaron su vida por el resto de sus días.
Al finalizar la guerra comenzó a actuar en pequeñas producciones de teatro y cine en Gran Bretaña, y comenzó a llamar la atención de los medios. El despegue final al estrellato se marcó cuano se trasladó a Hollywood, donde obtuvo su primer papel protagónico en La princesa que quería vivir, de 1953; el primero de muchos roles que la transformaron en ícono cinematográfico, y por el que ganó un Oscar, un Globo de Oro y un Bafta. Además, Hepburn se transformó en una musa del mundo de la moda, gracias a su cercanía con el diseñador de Hubert de Givenchy, quien la transformó en su mayor inspiración.
Hepburn es inolvidable también por Desayuno en Tiffany’s, donde interpretó a la encantadora y seductora Holly Holightly, además de las películas Sabrina y Mi bella dama. Fue nominada al Oscar cuatro veces más, después de haberlo ganado.
A pesar del éxito, su vida personal en cambio nunca fue del todo feliz, como ella misma aseguró en sus entrevistas; tuvo dos matrimonios y sufrió pérdidas en múltiples embarazos, hasta que por fin logró ser madre de dos niños, Sean y Luca.
Su lado humanitario fue el que más satisfacciones le dio, y lo que se transformó en su pasión en sus últimos años de vida. Fue embajadora de buena voluntad de la UNICEF, por lo que realizó numerosos viajes en ayuda de los niños por África, Sudamérica y Asia, los que ocupaban la mayor parte de su agenda y que sólo detuvo después de ser diagnosticada con un cáncer terminal. En Etiopía buscó llamar la atención a la feroz hambruna del país, y en lugares como Vietnam o Turquía viajó con campañas de vacunación y sanitización. Por su labor por los más desposeídos, el presidente George Bush padre le otorgó la Medalla presidencial de la Libertad.
Después de su muerte en 1993, su familia creó la “Audrey Hepburn Children Fund”, que va en ayuda de niños desfavorecidos y que sigue funcionando en la actualidad.