Nadie se lo esperaba, ni siquiera la propia Kacey Musgraves: basta con ver “su cara de sorpresa” que se hizo viral al ganar el Grammy al álbum del año. Con mucha pasión y un poquito de LSD, Golden Hour, un proyecto muy personal dedicado a los nuevos amores, contó con un nuevo equipo de producción (Ian Fitchuk y Daniel Tashian) y se grabó parcialmente encima del establo de Sheryl Crow. Así, la cantautora pasó de ser una artista aclamada por la crítica a convertirse en una superestrella global. Golden Hour es una obra maestra de country pop etéreo, psicodélico unas veces y otras marcado por ritmos dance, pero siempre con la pluma y la emotiva voz de Musgraves como hilo conductor. Los acordes en tono menor que abren “Slow Burn” desembocan en un caleidoscopio de nuevos sonidos, mientras que “Space Cowboy” es una perfecta balada country. El álbum termina con “Rainbow”, una oportuna carta de solidaridad a la juventud queer que refleja el compromiso de la cantautora con su comunidad. En sus manos, la música country llega tan lejos como la imaginación y todo el mundo está invitado al viaje.