Quest For Fire

Quest For Fire

Nadie podrá acusar a Sonny Moore de falta de motivación en los nueve años transcurridos desde Recess. Skrillex ha grabado singles sin descanso, remezclado numerosas canciones y colaborado con veteranos de la escena (Justin Bieber, Travis Scott) y nuevos talentos por igual, pero la ausencia de un nuevo álbum era cada vez más llamativa. Con Quest For Fire, el mago electrónico recupera todo el terreno perdido. Expansivo y rotundo, el álbum reúne 15 canciones que capturan como nunca el espectro creativo de un productor visionario. Su debilidad por los bajos está bien reflejada en las monumentales frecuencias graves que empapan casi todos los temas, habitualmente en forma de parches FM que brillan como charcos de aceite en la carretera. Nada más empezar, “Leave Me Like This” cabalga sobre un riff sinuoso que evoca el bassline británico. “Tears”, una colaboración con el productor Joker y Sleepnet (un artista del círculo de Noisia), suena a homenaje a los graves retumbantes de la vieja escena del sur de Londres. Curiosamente, el dubstep sobre el que Skrillex levantó la primera etapa de su carrera apenas es una nota a pie de página en Quest For Fire. Lo que sí encontramos es garage melódico de acabado suntuoso (“Butterflies”, con Starrah y Four Tet), música de club de Oriente Medio (“XENA”, con la cantante y compositora palestina Nai Barghouti) o dancehall futurista (la descomunal “Rumble”, con Fred again.. y Flowdan). Más allá de la sísmica corriente de bajos subterráneos, lo que todo tiene en común son las filigranas vocales de Skrillex y sus intrincadas baterías programadas, que siguen encontrando nuevas fuentes de energía cinética. A Skrillex siempre le ha gustado rodearse de amigos en el estudio y este ha resultado el más colaborativo de sus proyectos. Missy Elliott deja caer nuevos versos y una astuta interpolación de “Work It” en el himno hip-house “RATATA”. El fabricante de sueños rave Porter Robinson y la diva del R&B Bibi Bourelly multiplican el tirón emocional de “Still Here (with the ones that I came with)”, un rompepistas de garage con el corazón en la mano. Pero la aparición más sorprendente quizás sea la de Eli Keszler, un percusionista experimental famoso por sus colaboraciones con Laurel Halo y otras luminarias de la vanguardia. Es una alquimia que ayuda a Skrillex llegar a lugares inesperados. Por ejemplo, en “TOO BIZARRE (juked)”, donde el rapero Swae Lee, la ecléctica productora Siiickbrain y el artista electrónico Posij contribuyen a una inédita fusión de R&B, juke, pop punk y screamo. Sin embargo, no hay duda de quién está al mando. Por lejos que nos lleve, Skrillex es el único dueño de su sonido.

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