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![Shawn](/assets/artwork/1x1.gif)
“Es fantástico estar al mando”, decía Shawn Mendes a Zane Lowe de Apple Music un día antes del lanzamiento de Shawn, su primer álbum en cuatro años y el más personal de los que ha grabado hasta hoy. Las redes sociales lo convirtieron en una sensación adolescente a finales de la década pasada. Sin embargo, después de que Wonder viera la luz en 2020, Mendes canceló su gira de 2022 y se embarcó en un viaje en busca de sí mismo, una decisión que define como “aterradora”, pero que tuvo un efecto liberador. “Es el mejor regalo que podía haberme hecho”, explica. “Me di una vida a mí mismo. Lo mejor es que me ha dado un punto de referencia para la próxima vez que me encuentre ante el dilema de elegir entre lo que siento y lo que haría felices a los demás”. “Everything’s hard to explain out loud” (Todo es difícil de explicar en voz alta), susurra Mendes en “Who I Am”, la canción que esboza el espacio que hoy ocupa y lo que nos espera en la próxima hora. La música queda reducida a su esencia, con una guitarra acústica como único acompañamiento para versos que detallan lo que le pasaba por la cabeza cuando su vida se hizo tan grande que la perdió de vista. A pesar de lo espartano de su sonido, Shawn transmite aplomo y naturalidad. Las reflexiones y la voz ahumada de Mendes ocupan el primer plano de “Why Why Why”, una canción que parece escrita para ser cantada alrededor de una hoguera, y la tierna versión de “Hallelujah” de Leonard Cohen que cierra el álbum. La cimbreante “Heart of Gold” evoca a los cantautores de Laurel Canyon en su lamento por un amigo con el que perdió el contacto antes de que muriera, puntuado por una guitarra con slide que evoca los días en los que “apuntaban a las estrellas”. “That’ll Be the Day” envuelve la idea del amor eterno en arreglos de exquisita delicadeza. En “The Mountain”, Mendes pone en su punto de mira los muchos rumores que han surgido a su alrededor y el de su círculo íntimo en los últimos dos años de forma sutil pero devastadora. El resultado es un ataque feroz a cualquiera que trate de encasillarlo, apuntalado otra vez por simples guitarras acústicas. El “Call it what you want” (Llámalo como quieras) del estribillo se convirtió en un mantra casi desafiante a lo largo de todo el proceso de grabación de su quinto álbum. La canción hace referencia a una experiencia espiritual en la isla hawaiana de Kauai. “Sin entrar en más detalles, bajar de aquella montaña me dio algo que siempre había querido, una sensación de seguridad que ningún éxito ni relación podría darme”, dice. “Era seguridad en mí mismo. Las cosas cambiaron mucho a partir de ahí, porque cuando no estás detrás de algo, te dejas llevar y es cuando las cosas empiezan a aparecer casi solas”. Como explica a Lowe, las etiquetas que le quieran poner “han dejado de importar, porque esto es lo que siento”. Shawn es la declaración de intenciones de un músico que ya es un veterano a los veintitantos y una prueba irrefutable de lo que es capaz cuando levanta el pie del freno.