Mac Miller

“Para que mi música sea honesta, necesito ser honesto conmigo mismo antes que nada”, decía el rapero Mac Miller (Pittsburgh, Estados Unidos, 1992) a Zane Lowe días después del lanzamiento de Swimming en 2018. Ese compromiso con la realidad ya era evidente en sus primeros mixtapes, llenos de invitaciones a la fiesta que nunca se pierden en fantasías. En 2011, Blue Slide Park lo llevó al mainstream con viñetas costumbristas a menudo ambientadas en las calles de su ciudad natal. A partir de entonces, siguió una evolución fascinante hasta el embriagador The Divine Feminine (2016), un cóctel de jazz, rap y versos ardientes para el que contó con colaboradores de la talla de Kendrick Lamar, Ariana Grande o Ty Dolla $ign. Dos años después, Swimming lo capturó en su versión más confesional. Sobre el funk forjado en el hierro de sus bases, Miller se mira al espejo y llega a conclusiones que, incluso en los momentos más oscuros, llegan a nuestros oídos con la calidez de una voz familiar. Apenas un mes después del lanzamiento del álbum, su muerte a los 26 años dejó un vacío imposible de llenar, pero también un legado que no ha dejado de inspirar a artistas de los géneros más diversos. Circles, una recopilación de 2020, reúne las últimas grabaciones de su carrera y ofrece pistas fascinantes sobre lo que pudo haber sido y no llegó a ser.