Conocido en todo el mundo por sus actuaciones y grabaciones de Chopin, Rubinstein se sentía más cercano a Brahms, cuya música tocaba de forma incomparable. Su toque luminoso y su habilidad para hacer cantar al piano eran extraordinarios, y sus dedos danzaban sobre teclado con mágicos resultados. Formó una sociedad de música de cámara con algunos de los gigantes del siglo pasado (como Heifetz, Casals o Piatigorsky) y grabó con el Cuarteto Guarneri algunas piezas sobresalientes. Su primera grabación fue en 1928 y tocó su último concierto en 1976 con 89 años.