Con su espectacular virtuosismo, Franz Liszt se erigió como un gran mito del periodo romántico. Sus deslumbrantes interpretaciones, que perfeccionó inspirándose en la técnica de Paganini, levantaron auténticas pasiones y le granjearon una fama internacional similar a la de las estrellas del pop y el rock actuales. Pero no todo fueron fuegos de artificio y dificultad pianística en la trayectoria del compositor húngaro: además de sus complejos “Estudios de ejecución trascendental”, también siguen brillando sus conciertos, poemas sinfónicos y obras sacras.