Las piezas escritas para un único instrumento permiten que se produzca una comunión muy especial e íntima entre este, la persona que lo toca y la que lo escucha. Desde Bach y sus suites para chelo, multitud de compositores han reservado la pureza del sonido de los solistas para expresar sentimientos e ideas de cierta profundidad. Esta playlist contiene maravillosos ejemplos de ello.