El primer álbum cantado íntegramente en afrikaans y segundo en la carrera de Dozi, es un trabajo que nos presenta un folk pop acústico con una producción limpia en donde permite encajar las piezas de su cambiante intensidad. Así, pasa del solitario piano de “Liza Se Klavier” a la marcha de la bluesera “Joey” sin desentonar ni un ápice. La característica voz de Dozi mezcla a la perfección con el afrikaans, hecho refrendado por las ventas del álbum, que llegó a lo más alto de las listas sudafricanas.