Antes de que el J-pop conquistara el mercado masivamente, el kayōkyoku ya triunfaba en los años 70. Reconstruyendo el jazz occidental con base en un relajado pop regional, figuras como Shinichi Mori y Harumi Miyako conectaron con la población nipona en este movimiento cultural que hasta la fecha representa al sonido más nostálgico y tradicional de toda una nación.