En el paisaje cambiante de los megaclubes de finales de los 90, el DC10 revitalizó Ibiza y devolvió el liberador espíritu original de su vida nocturna. El local se dio a conocer inicialmente con su Circoloco, una fiesta que empezaba a las 6 de la mañana todos los lunes y que fue crucial en el nacimiento del techno europeo minimalista. Residentes como Loco Dice, Luciano y Ricardo Villalobos fueron pioneros de un sonido básico y propulsivo que reflejaba el interior desnudo del club. Muchos de sus pioneros formaron la siguiente generación de estrellas y la música que entonces tocaban es hoy parte del canon clásico.