Fue mientras estudiaba en la Escuela de Música de Jamaica cuando la compositora Eleanor Alberga se enamoró de la música de Prokofiev, Messiaen y Bartók, maestros que tendrían gran impacto en su propia música, ya sea desde la perspectiva melódica, rítmica o por sus texturas. Si bien hay indudables influencias rusas y de Europa del Este del siglo XX en sus numerosas obras orquestales y de cámara, especialmente el Concierto para violín no. 1 y el Cuarteto de cuerda no. 1, si escuchas con atención, también podrás notar los ritmos juguetones de su tierra natal jamaiquina cosidos en el ADN de la música. Aquí podrás disfrutar una muestra representativa del mundo sonoro de Eleanor Alberga, desde lo majestuoso y conmovedor hasta lo hermoso y divertido.