A lo largo de su prolífica trayectoria, Serge Gainsbourg creó uno de los corpus artísticos más sobresalientes e inabarcables de la música popular del siglo XX. Su deslumbrante y sofisticado aliento poético, enfundado a su antojo en jazz, pop, rock o incluso reggae, marcó profunda e indeleblemente el devenir de la música francesa, tanto a través de sus propias interpretaciones como de sus composiciones para Juliette Gréco, Françoise Hardy, Isabelle Adjani o Jane Birkin.