

Nacido en Rusia, Ígor Stravinsky fue uno de los compositores más radicales e innovadores de la historia, un auténtico visionario que forjó un lenguaje musical único con obras de incuestionable expresividad como "El pájaro de fuego" (1910), "Petrushka" (1911) y "La consagración de la primavera" (1913). Su versátil naturaleza musical le permitió relacionarse con una amplia gama de estilos, manteniendo una personalidad propia e inconfundible. Su influencia en los compositores que le sucedieron es colosal. Imposible imaginar la música del siglo XX sin su obra.