Usuario invitado
31 de enero de 2023
Un pequeño hotel, en un edificio de más de 400 años si no entendimos mal, adaptado a los nuevos tiempos pero manteniendo su esencia. Situado muy cerca del Loch Lommond, sorprende su caracter, especialmente familiar. La atención por parte de sus dueños fue extraordinaria, personal y cercana, con bonitos detalles para hacer nuestra estancia más agradable. Limpio y cómodo, y dotado de un pub tremendamente auténtico en el que, además, se come muy bien. Repetiremos sin duda. Totalmente recomendable.