El C556 ha muerto.
El Ciclo de Vida.
El condensador C556, el domingo 17 de Marzo a las 11.38 decidió abandonarnos dramáticamente y se inmolo. En su inmolación casi se lleva por delante la bobina L551.
¿Pasó algo?
No.
Este componente pertenece a una tarjeta de salida analógicas. Esta tarjeta tenía redundancia y había a su derecha otra tarjeta igual. Al fallar la tarjeta principal, su "gemela" redundante tomó el control en menos de 1 milisegundo y ni la planta ni el proceso se enteraron. Bueno, a excepción de la alarma de sistema comunicando el hardware de la tarjeta.
¿Qué ha pasado?
La cabina, que contiene el rack que aloja la tarjeta, está en una sala con aire acondicionado, con ventiladores y filtro antipolvo. Temperatura es correcta y el nivel de polvo es cero, resto de condiciones medioambientales correctas.
Alimentación eléctrica, descartada, la fuente de alimentación de 24 Vdc y la alimentación de 220Vac, alimenta otros 6 racks como ese, con lo que podemos descartar algún tipo de sobretensión o fenómeno "paranormal" eléctrico. Hay monitores de red eléctrica que hubiesen detectado cualquier anomalía.
Las afectaciones desde campo, tampoco son muy creíbles, dado que habrían afectado a ambas tarjetas, y a otras tarjetas que vienen de cajas de campo próximas a esta. Las tarjetas son redundantes pero las señales que viene de campo no.
¿Qué nos queda por descartar?
La antigüedad del sistema.
Este sistema no es un sistema excesivamente viejo, pero hay que tener en cuenta que son sistemas que están funcionando las 24 horas del día, 7 días a la semana. También es cierto que este tipo de sistemas (es un DCS) están diseñados para funcionar de forma ininterrumpida. Es un sistema por defecto robusto.
Todas las tarjetas electrónicas, sean del sistema que sean, se van degradando paulatinamente durante el tiempo de vida útil de la tarjeta. Hasta que finalmente algún condensador (por pura estadística) decide fallar. Mientras peor sean las condiciones ambientales, mayor será esa velocidad de degradación.
Cuanto más se acerque el final de su ciclo de vida estos "eventos" irán aumentando su frecuencia, hasta se decida efectuar la migración.
¿Podríamos reparar esta tarjeta?
Seguramente, sí. Pero dado que es una tarjeta de la que todavía se pueden pedir repuestos originales, no vamos a repararla. El aumento de temperatura ha dañado las pistas del circuito impreso anexas al componente quemado. Y como no es un componente crítico, pero si “delicado” y se puede conseguir un repuesto nuevo, la mejor opción es su reemplazo y destruir la tarjeta dañada.
¿Qué lección aprendemos de este evento?
1. Un sistema mal mantenido dura menos que uno bien mantenido.
2. Que nada que dura eternamente.
Nosotros tampoco somos eternos...
Cualquier comentario es siempre bienvenido 😉