La ubicación al centro de Salamanca esta a algo menos de media hora andando, no es que sea excesivamente buena pero tampoco para desplazarme en coche o taxi. La piscina es mas pequeña de lo que aparenta en las fotos. El jardín y el restaurante del jardín merece bastante la pena. El parking NO es privado, puede entrar cualquiera andando y en coche y que yo sepa no esta vigilado por cámaras, es parecido a dejarlo en la calle. En la misma puerta del hotel hay un Mercedes gris antigüo que sale en algunas fotos que parece abandonado y da una primera presencia del hotel un poco cutre. Las instalaciones del hotel necesitan una buena reforma, sobre todo por fuera. También hay que recalcar el precio, es muy barato lo cual para mi merece la pena y probablemente no tendría ningún problema en volver, me parece un precio justo y competitivo. El personal muy simpático y servicial, excepto un recepcionista con gafas y barba gris, bastante antipático. El resto muy bien sobre todo las señoras de la limpieza, encantadoras. Las habitaciones son amplias y cómodas y nuestra terraza inmensa, muy apetecible. Recalcar para mal, que el ruido de fuera no se escucha apenas y eso que esta en la misma carretera que va de Salamanca a Santa Marta y viceversa, pero las habitaciones, a nivel de insonorización LAMENTABLES, se escuchaba bastante el ruido de las de al lado y sobre todo, el ruido del pasillo, cuando pasaban andando, hablando o arrastrando las maletas los demás huéspedes se escuchaba como si estuvieran pasando por la misma habitación, lo cual por las mañanas nos despertaban muchísimo, todas las mañanas nos despertaban con una barbaridad de ruido lo cual no te permite desconectar y descansar como quieras. Volvería por el precio, pero si lo subiesen, no lo haría. No pagaría mas por eso.
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