¿Difícil? No se trata de eso. ¿Quieres o no quieres?
En algún momento, todos hemos enfrentado esa pregunta que parece más grande que nosotros mismos: ¿Será que esto es demasiado difícil?
Pero te voy a decir algo: preguntarse si algo es difícil o no, es casi irrelevante. La verdadera pregunta es:
¿Lo quieres o no lo quieres?
Si lo quieres, el camino deja de importar. O te comprometes, o no. Suena sencillo, ¿verdad?
Pero la realidad es más complicada. A menudo, emociones como la culpa aparecen, haciéndonos dudar y preguntándonos si somos lo suficientemente fuertes para seguir adelante.
Pero aquí está la verdad: debes elegir y construir la vida que deseas, no porque sea fácil, sino porque realmente vale la pena.
Cambia el enfoque: De la culpa a la responsabilidad
¿Qué pasaría si dejaras de sentirte culpable y empezaras a asumir responsabilidad?
La culpa dice: “Me equivoqué, soy terrible.”
La responsabilidad dice: “Me equivoqué, y ahora voy a arreglarlo.”
La responsabilidad te da poder. Cambia el enfoque de lo que salió mal hacia lo que puedes hacer para solucionarlo.
Yo he tenido momentos en los que sentí ganas de hundirme en la culpa—momentos en los que cometí errores tan grandes que parecían incorregibles.
Pero en cada uno de esos momentos, elegí la responsabilidad. Elegí asumir mis acciones y, aún más importante, asumir las soluciones.
¿Y sabes por qué? Porque quería el resultado.
Quería avanzar más de lo que quería quedarme atrapada en el arrepentimiento. Tomé responsabilidad porque deseaba ganar, no porque fuera fácil, sino porque sabía lo que quería.
La vida que construí
Déjame compartir algo personal: estoy viviendo la vida que construí, no la vida que me tocó.
Nada me fue regalado, y no hubo golpes de suerte.
Cada paso, cada decisión, cada sacrificio—esta vida la elegí porque la quería lo suficiente.
Y, que quede claro: estuvo lejos de ser fácil. Fue doloroso.
Algunas decisiones se sintieron como perder partes de mí misma, mis propias raíces.
Algunos sacrificios fueron casi insoportables. Pero no retrocedí porque sabía que el dolor era parte del proceso.
No llegué aquí porque el camino fuera fácil; llegué porque quería esta vida más de lo que temía las dificultades.
Así que te pregunto: ¿Lo quieres o no lo quieres?
El lado oculto de la transformación
A menudo, romantizamos la idea de “vivir tus sueños.” Suena glamoroso, sin esfuerzo, lleno de libertad.
Pero lo que rara vez se dice es la realidad: vivir tus sueños significa abrazar la transformación. Y la transformación… es un desastre. Es dolorosa, caótica y cualquier cosa menos glamorosa.
Este fin de semana, hablé con una amiga que está justo en medio de su transformación. Recientemente tomó una decisión importante para perseguir sus sueños, y la está destrozando. Me miró con lágrimas en los ojos y me dijo:
“No sé cuándo dejará de doler esto.”
Y la entendí perfectamente. He estado ahí.
Le dije lo que me habría gustado que alguien me dijera: “Esta etapa es horrible—es cruda, agotadora y solitaria. Pero también es donde ocurre la magia. Algún día mirarás atrás y verás que este fue el momento en el que te convertiste en la persona que estabas destinada a ser. Estás sufriendo porque lo quieres. Si no lo quisieras, no te importaría tanto.”
Ella está en este punto porque decidió perseguir algo más grande que la comodidad.
Sí, está luchando, pero también está demostrando su respuesta a la pregunta: Ella realmente lo quiere.
La belleza en la lucha
La transformación duele porque te obliga a crecer.
Te exige que dejes atrás partes de ti que ya no sirven para tu futuro. Eso nunca es fácil. Pero es el precio de alcanzar tus sueños.
Si estás en esa etapa—donde las lágrimas no paran y las dudas aparecen—pregúntate: "¿Lo quiero o no lo quiero?"
Porque si la respuesta es sí, estás exactamente donde debes estar. El dolor no es una señal de fracaso. Es la prueba de que estás haciendo el trabajo, dejando atrás lo viejo y convirtiéndote en algo nuevo.
No tengo la vida que tengo porque fuera fácil; la tengo porque la quería lo suficiente como para seguir adelante, incluso cuando dolía.
La vida no se trata de escoger el camino fácil; se trata de elegir el camino significativo.
El camino hacia tus sueños es difícil, desordenado y, a menudo, desgarrador. Pero si lo quieres, seguirás caminando.Así que te dejo con esta pregunta:
¿Lo quieres o no lo quieres?
Si la respuesta es sí, da otro paso. Estás construyendo algo extraordinario—una decisión a la vez.