EnREDándonos Productivamente

EnREDándonos Productivamente

… y se requiere llevarlos a otro punto de observación más amplio donde la integración no solo sea posible, sino deseable; perdón no solo deseable, sino que, lo único sensato…

Debo confesar desde el inicio, que tengo un juicio que no me deja tranquilo, y dice relación con que no veo bien preparados a nuestros managers y líderes políticos de cara a la transformación digital y más bien, los veo intentando entrar en la economía digital con la forma de pensar que los hizo grandes en la era industrial.

Si bien es cierto, escribo desde Chile, considero que los conceptos e ideas que expongo son de aplicación universal, por tanto, quedan invitados a sumarse al debate y contar sus propias experiencias desde sus lugares de residencia. En mis veinte años de experiencia en la asesoría estratégica a empresas, grupos y personas, he encontrado características comunes que son transversales a empresas de diferentes rubros y tamaños, hasta el día de hoy.

De hecho, pensando en la situación más básica y común, la relación de negocios con los gerentes o dueños de las empresas se inicia con una inquietud en común: existe en la organización una problemática que no saben cómo resolver.

En una ocasión, una empresa me contactó para recuperar el ritmo de ventas después de dos años con pérdidas financieras. Me indicaron que querían “innovar” (lo que ellos, creo, veían como “cosa”) y para ello suponían que debían cambiar en forma previa el sistema de incentivos (considerada como otra cosa, según mi parecer). La segunda empresa que traigo a colación, participa de una industria de servicios que se verá impactada fuertemente por el desarrollo de TICS en los próximos años, razón por la cual, invirtieron en un software que supuestamente garantizaría un mejoramiento continuo. Puntualmente ellos necesitaban que los ayudara a evaluar la decisión de continuar desarrollando el software.

Hace unas pocas semanas me contactaron de una gran empresa con presencia en América Latina. Se trata de una de esas que están en el “estado del arte” de la tecnología, de esas que están en las conversaciones que inventan el mundo de hoy y de mañana, de esas que hablan de IoT, Robótica, “Big-Data”, Automatización a gran escala, etc.

El desafío de esta gran corporación es que, desde su mirada estratégica a largo plazo (¿tres años?), creen necesario hacer algunos ajustes de modo de ser el “big player” que desean seguir siendo en la economía digital durante el siglo XXI. Puntualmente, incrementar las ventas por “integración”, que entendí en una primera conversación lo intentaban resolver por la vía de crear un cargo. Me quedé con la sensación de estar observando un enfoque burocrático y en una empresa de clase mundial, a mí, me pareció extraño, raro. 

¿A qué me refiero cuándo hablo de esa “cosa”, cuya problemática ha motivado inicialmente a contratar gran parte de mis asesorías?

A que percibo en mis clientes formas de pensar, marcadamente cartesianas y, en consecuencia, observan el mundo desde el paradigma mecánico, ya obsoleto y que les impedirá resolver los desafíos del siglo XXI.

En general se me ha pedido en forma errónea, según mi particular mirada, que apoye a los managers a resolver un problema relacionado con la productividad o la ineficiencia, o la ineficacia, lo que normalmente se mira como una “cosa” que se debe resolver, aclarar, cambiar o extirpar, como si la “cosa problema” fuera una pieza más del engranaje productivo.

Mi enfoque es sistémico, lo que me permite mirar como un todo los resultados esperados, el mundo de relaciones y el mundo interior de la persona.

Lo que quisiera que mis clientes vieran es que el problema real radica en la estructura organizacional y en la condición del entorno que produce la fricción. Entonces, el “problema” normalmente se relaciona directa o tangencialmente con las formas de comunicación, coordinación y colaboración especialmente en los niveles directivos, y muy especialmente con los principios que sustentan su trabajo y que permea a toda la organización, que ya no debe ser vista como una pirámide sino más bien como una red.

Hace muchos años, escuché definir el concepto de empresa, como una red de conversaciones recurrentes y en consecuencia la tecnología, pasa a ser el gran facilitador de formas naturales de ser productivos.

La velocidad de los cambios tecnológicos y sus impactos sociales aparejados, hacen que entorno del contexto problemático, inevitablemente tiene que ver con la cultura digital.

Mis clientes intentan resolver y yo disolver.

Cultura digital

Una cultura digital es aquella que, entre otras cosas, logra que la organización transite desde la opacidad a la transparencia.

¿Por qué un director de división no se integra en forma natural con otro director de división de modo de dar nuevos servicios integrados a sus clientes y más satisfacción?

¿En que están pensando los directores de división? ¿Qué motivaciones tienen?¡Conversemos! ¡Sincerémonos! ¡Abramos el juego para hacerlo más grande!

¿Por qué se sigue pensando en el modelo de incentivos, como la solución más eficiente para aumentar la productividad? A nivel mundial hasta ahora, se entiende que la única forma sostenible de que las empresas sean más eficientes y mejoren sus resultados, es el alineamiento valórico de todos los miembros de la organización con su misión y visión; y no a partir de incentivos materiales.

En las empresas comparables con la corporación de mi amigo, como Google, Amazon y otras de este nivel, la cultura lo es todo y me atrevo a decir que primero construyeron la cultura adecuada y después por añadidura, vinieron los grandes saltos tecnológicos que todos experimentamos. A diferencia de lo están haciendo muchas empresas en la actualidad que invierten en tecnología con la pretensión de, primero ganar mucho dinero con lo “tecnológico”, para después gastar parte de las ganancias en “cultura digital”.

La cultura precede a la estrategia, o, mejor dicho, cuando la cultura no es la estrategia, la cultura se come a la estrategia.

Una cultura digital como la observo yo, está centrada en las relaciones de colaboración, coordinación y confianza. Donde los límites de los departamentos, gerencias o empresas son poco claros o líquidos. Las relaciones de autoridad son cada vez menos verticales y las soluciones no vienen ni se esperan necesariamente fluyan de arriba hacia abajo. Esto último es extremadamente importante, porque mis clientes me llaman desde “claves analógicas de pensamiento”, que les indica que necesitan buscar a alguien que sepa y que les indique que hacer. En este caso “yo” soy el que se supone que sabe, y lo que a mí me pasa es que yo asesoro desde el paradigma que no sé nada y que alguien en la empresa que solicita nuestros servicios, sabe y no está siento escuchado.

¿Por qué tengo que ser yo el que les indique si es o no una buena inversión desarrollar un software?

Yo prefiero revisar porque no están siendo capaces, quien no está siendo sincero, donde la arrogancia impide escucharse, porque no están trabajando en redes de colaboración y dar crédito que ellos tienen la respuesta, si sólo sé comunican con eficiencia.

La comunicación es primero.

Hoy en día, ya no hay oportunidad en el “de arriba hacia abajo”, hay oportunidades distribuidas, caóticas, cambiantes. En consecuencia, para nosotros en el centro de toda transformación, avance o resolución de conflicto, están las personas, como se puede apreciar en este vídeo de un minuto y por lo tanto, toda transformación debe comenzar por resolver, desarrollar o al menos hacerse cargo del mundo de las relaciones humanas.

Las mayores innovaciones (y respuestas a los problemas de eficacia de mis clientes), creo que está bastante demostrado, ocurre en la interacción dinámica entre personas que expresan una diversidad en lo social, profesional, etario, racial, de género, político, religioso y por lo tanto todo está en riesgo porque co existen múltiples miradas sobre casi todo.

¿Usted ha tenido alguna vez la misma opinión que un “estúpido”?

Imagino que no, entonces, ¿no será que usted llama “estúpido” a todo aquel que piensa distinto que usted?

La discriminación corroe el desarrollo económico por la vía de impedir el espacio social que precede a la innovación y a resolver los problemas que he citado.

Pensamiento sistémico

Para mí, el pensamiento sistémico es indispensable en cargos de alta responsabilidad, sobre todo al momento de resolver conflictos que surgen en forma natural, entendiendo que, la solución no vendrá de la mano del gerente, ni del asesor, no de la tecnología, sino, de la sinergia entre los anteriores y el resto del equipo humano de la organización.

Según he podido observar en estos últimos 20 años en muchas empresas y de diferentes rubros, cada gerente o director se enfoca en su área y se hace necesario mostrarles, de cara a los desafíos de la era digital, que la vida misma se desarrolla en torno a redes de comunicación y colaboración y entonces, se requiere llevarlos a otro punto de observación más amplio donde la integración no solo sea posible, sino deseable; perdón no solo deseable, sino que, lo único sensato.

Estoy muy convencido, que en la era digital hay menos “papis”. En este presente/futuro hay menos espacio para los paternalismos, y es al revés, el manager necesita el apoyo de cada miembro de la organización, el alcalde de su comunidad, el rector de sus estudiantes, el presidente de todos los ciudadanos. En el mundo no sobra nadie, necesitamos todas las miradas, estamos experimentando cambios vertiginosos.

Modelo mental

Necesitamos urgente cambiar la estructura mental, las claves según las cuales observamos los fenómenos, los valores que nos impulsan o no a construir relaciones horizontales, sanas y productivas.

Respecto de la empresa con pérdidas financieras, definitivamente no creo que la solución pase por un cambio en el modelo de incentivos, que jamás logrará por arte de magia, que las personas sean más innovadoras. En primer lugar, porque esa solución desconoce el hecho que la innovación es un resultado de la interacción social en espacios caracterizados por la confianza y la colaboración y no “algo” que ocurre en la cabeza de “alguien”. En la Era digital los verdaderos líderes, deben hacerse cargo en forma urgente de transitar desde una normal opacidad a un entorno de mayor transparencia. Deben sincerar las conversaciones a nivel de directorio y después en cada gerencia, para cambiar hábitos culturales muy arraigados que los alejan del trabajo de excelencia. Es decir, mayor y mejor comunicación, colaboración y alineamientos en torno a valores compartidos. Más horizontalidad y menos verticalidad. Mucho, mucho más sentido de propósito y sobre todo liderazgos fuertes y coherentes. Para mí, no hay “cosa” que resolver, sino que convivencias que mejorar en forma decidida y urgente.

No me niego per se a crear un cargo nuevo, eso sería ilógico, las organizaciones crecen. Es sólo que creo que siempre es válido decir:

¡La comunicación es primero!¡La colaboración crea valor!

Las redes son la forma básica de organización de cualquier ser vivo. La empresa está viva, y necesitamos urgente resignificar y aprender que cada uno de nosotros, al igual que nuestros managers y líderes políticos podemos: enREDarnos, REDlacionarnos…para recuperar la forma natural de ser productivos.

Victor Hugo Vera Salcedo

Consultor en Agilidad, Transformación Digital, PMO, Scrum Master y Control de Gestión. Machine Learning, DATOS. BPM.

6y

Centrarse mas en las personas que en los procesos ... enfocarse en entregar valor al negocio y al cliente final ... respuesta ante el cambio por sobre seguir un plan (cada vez se puede predecir menoa lo que va a ocurrir) ... colaborar con el.cliente por sobre la negociación contractual. Lo que acabo de escribir son las claves del manifiesto agil y confluye altamemte con lo que está provocando la revolución digital: cambios de paradigmas culturales.

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