Teoría de las Ventanas Rotas: Si ya está roto, ¿por qué no empeorarlo?
Ventanas rotas: Psicología social y Delito.
En 1969, el Prof. Philip Zimbardo de la Universidad de Stanford realizó un experimento de psicología social dejando dos autos idénticos abandonados en áreas distintas: uno en el Bronx, una zona pobre de Nueva York, y otro en Palo Alto, una zona rica de California.
El auto en el Bronx fue rápidamente vandalizado, mientras que el de Palo Alto permaneció intacto hasta que los investigadores rompieron una de sus ventanas.
Este acto desencadenó vandalismo similar al observado en el Bronx, demostrando que el deterioro y la desatención pueden incitar al delito, independientemente de la riqueza del área, y sugiere un efecto profundo de la psicología humana y las normas sociales en el comportamiento delictivo.
Aplicando la teoría de las ventanas rotas al Desarrollo de Software.
Dentro del desarrollo de software, hay una verdad que es tan sencilla como potente, y que se ve claramente en la Teoría de las Ventanas Rotas. Aunque esta teoría empieza por contar algo de la sociedad, se aplica de una manera increíble al mundo de la programación y diseño de sistemas. La cosa es simple: si un lugar se ve descuidado, pues la gente se anima a descuidarlo aún más. Ahora, ¿cómo es que esto se aplica al mundo del software?
Imagina que te encuentras con un código hecho un caos, mal armado y con una documentación que brilla por su ausencia. La tentación de seguir el camino fácil y no esforzarse es grandísima.
La mentalidad de "si ya está hecho un desastre, ¿qué más da echarle más leña al fuego?" se vuelve una especie de regla no escrita pero muy arraigada. Este modo de actuar no solo mantiene la mediocridad, sino que la empeora, creando un ciclo sin fin donde cada persona que mete mano al código contribuye con su granito de caos, confusión y fallos.
Lo que implica la Teoría de las Ventanas Rotas y el desarrollo de software es que no solo afecta lo bonito o feo que esté el código. Esto toca la moral del equipo, qué tan eficientes somos en nuestro trabajo y, al final del día, cuán contentos quedan nuestros usuarios.
Un código descuidado se convierte en tierra de nadie para errores, hace cuesta arriba mantenerlo y pone en jaque la posibilidad de que el producto pueda crecer. Con el tiempo, lo que pudo haber sido una solución buena y efectiva se convierte en un espagueti que nadie quiere ni puede arreglar.
No todo está perdido.
Lo bueno de la Teoría de las Ventanas Rotas es que, aunque nos muestra lo malo de descuidar, también nos señala cómo salir del bache. Todo empieza por darse cuenta del problema y tomar cartas en el asunto.
Así como arreglar una ventana rota puede parar la ola de vandalismo, meterle mano a un código con problemas desde temprano puede evitar que se ponga peor.
Cada desarrollador tiene la responsabilidad de no solo no añadir desorden, sino de ser el cambio que quiere ver. Refactorizar el código, asegurarse de que esté bien documentado y tener una cultura de revisión de código a fondo son armas poderosas contra el descontrol.
Crear un ambiente donde se valore y cuide la calidad del código es clave para desarrollar software que no solo haga lo que tiene que hacer, sino que también sea fácil de mantener, que pueda crecer y que, sobre todo, tenga el respeto de quienes lo hacen y lo usan.
Al final, lo que la Teoría de las Ventanas Rotas nos enseña es algo muy valioso: el ambiente en el que nos desenvolvemos tiene un impacto brutal en la calidad de nuestro trabajo. En el desarrollo de software, igual que en cualquier lado, ponerle atención a los detalles puede evitar que el descuido y el desorden se apoderen de todo. Esto nos hace pensar en lo importante que es nuestro rol, no solo como desarrolladores, sino como guardianes del buen hacer y la calidad en la organización o proyecto donde colaboramos.
¡Hey! Si este artículo te ha gustado, porfa, no te olvides de darle un "me gusta" y compartirlo. Tu opinión significa muchísimo para mí, así que si tienes algún comentario, ¡compartelo! Muchísimas gracias. ☺️
Referencias: