Río de Janeiro ha dado la 'señal de alerta' de cara a la final de la Copa Libertadores entre Fluminense y Boca Juniors. Se prevé que hasta Maracaná, que tiene capacidad para 78.000 espectadores, se desplacen más de 100.000 hinchas argentinos a razón de 105 buses y 20 aviones por día...
Una auténtica locura que ya ha tenido consecuencias. Los ultras de Fluminense organizaron una emboscada a los aficionados de Boca en la playa de Copacabana en la madrugada del jueves al viernes que acabó con la Policía brasileña, fusil en mano, persiguiendo a los hinchas 'xeneizes'. De hecho, se ha decidido cerrar la Fan Fest que estaba preparada en Copacabana para los visitantes.
La Policía brasileña reprime a los hinchas de Boca tras la emboscada de la afición de Fluminense
La seguridad preocupa y mucho. Tanto que la CONMEBOL convocó una reunión de urgencia con la 'cúpula' de Fluminense, Boca, la Confederación Brasileña (CBF) y la Asociación Argentina (AFA) para tomar medidas drásticas.
Sobre la mesa llegó a estar, incluso, según anunció 'Globo Esporte', la posibilidad de que la finalísima se disputase... ¡¡¡a puerta cerrada!!! Una medida extrema parecida a la que se tomó en 2018, cuando se aplazó la final entre Boca y River después de que el autocar 'xeneize' fuera apedreado. "[Jugar a puerta cerrada] causaría un daño enorme a los involucrados y empañaría la imagen del torneo", reconocía 'Globo'.
Maldini analiza la Libertadores: "Es algo increíble pero en el fútbol de élite a veces pasa..."
Sin embargo, y a pesar del descontento de la Directiva de Boca por la falta de protección a sus aficionados desplazados hasta Río, no se va a llegar a ese extremo. La reunión entre CONMEBOL, Fluminense, Boca, AFA y CBF ha terminado y, tal y como ha podido constatar MARCA, el partido se jugará con público.
Casi todo está listo, por tanto, para que eche el balón a rodar en Maracaná con Fluminense y Boca como testigos. Esperamos que no haya que volver a lamentar ningún tipo de incidente extradeportivo.
