Red Bull, la mejor cantera de la Fórmula 1

En fútbol conocemos La Masia o La Fábrica entre muchas de las mejores canteras de donde salen las estrellas del futuro. En el automovilismo, también existen estas fábricas de talento y la academia de Red Bull se impone como la mejor, aunque también la más dura.

Al contrario que en otros deportes, en la F1 sólo hay 20 huecos y en 2025, ocho de estos 20 asientos, el 40% del total de la parrilla, estarán ocupados por pilotos que han sido formados por la escudería con sede en Milton Keynes: Verstappen, Lawson, Tsunoda, Hadjar, Sainz, Albon, Gasly y Doohan, aunque el australiano es el único que no ha pilotado nunca con ninguna de las dos estructuras. Un dato que demuestra claramente que son la mejor estructura formando corredores. Eso sí, a su vez, no todos estos pueden soportar la presión del ecosistema Red Bull y acaban emigrando a equipos más pequeños. En pocas palabras, hay pocos casos de éxito. 

El caso más emblemático, en la parrilla actual, de triunfo dentro del equipo de jóvenes talento de la escdería es, sin duda, Max Verstappen. El neerlandés, tetracampeón mundial y aún en la cima de su carrera, encarna lo que cualquier piloto sueña ser al entrar en el programa. Llegó al Gran Circo con apenas 17 años, y desde entonces no ha hecho más que pulverizar récords. Helmut Marko vio en él a un talento único, y acertó. Pero, ¿cuántos Verstappen existen en la historia reciente de Red Bull? Spoiler: muy pocos.

Carlos Sainz es otro ejemplo, aunque su éxito llegó lejos de la estructura austríaca. Hasta la fecha, ha sido el único piloto capaz de igualar a Verstappen. Fue en Toro Rosso, equipo con el que ambos debutaron en F1 en 2015, y Max se llevó el duelo por poco en carrera, con un 12-9, y en qualy, con un 13-10, números a los que se tiene que poner un contexto: la predilección que tenían en el equipo B de la marca de las bebidas energéticas por Max, al que le pusieron el rol de primer piloto desde el primer momento, era la futura estrella a la que querían cuidar.

Como era obvio por sus preferencias, Red Bull prefirió apostar por el neerlandés, y Sainz tomó un camino diferente.  En Ferrari demostró ser un piloto de primer nivel, logrando victorias, poles y podios, y ahora, aunque en un equipo más modesto como Williams, sigue siendo considerado uno de los mejores de la parrilla. En el ecosistema Red Bull, sin embargo, no pudo demostrar su valía en el equipo grande, ya que no debutó.

Luego está Pierre Gasly, un caso agridulce. Su única victoria en  F1, conseguida con AlphaTauri en Monza 2020, mostró su potencial, pero su breve paso por Red Bull en 2019 fue un desastre. La presión de sustituir a Daniel Ricciardo y estar al lado de Verstappen fue demasiada, y terminó siendo degradado a mitad de temporada. Desde entonces ha reconstruido su carrera, pero está lejos de cumplir las expectativas que lo llevaron a ser seleccionado por Marko en los años donde brilló en F3 y F2.

Los que no sobrevivieron al molino

El programa de jóvenes pilotos de Red Bull no es sólo una cantera: es un filtro implacable. Por cada Verstappen, hay un Daniil Kvyat, que fue promocionado al primer equipo demasiado pronto y terminó siendo sustituido por el propio Max. O un Alex Albon, que, tras su prometedor debut en Toro Rosso, no logró adaptarse a la presión de pilotar en Red Bull, siendo superado ampliamente por Verstappen. El tailandés también es uno de los casos que tuvo que reconducir su carrera y forjar su propio camino y es otro de los que estará en la parrilla n 2025, que formó parte de Red Bull.

El caso de Yuki Tsunoda ilustra también lo complicado que es sobrevivir en esta estructura. A pesar de mostrar destellos de talento, nunca ha terminado de ganarse la confianza del equipo, y 2025 parece destinado a ser su última oportunidad en Racing Bulls. Irónicamente, su compañero Liam Lawson, con sólo seis carreras en 2024 y habiendo sido superado por el japonés, ha logrado asegurarse un asiento en Red Bull para la próxima temporada. Un movimiento que parece más basado en una apuesta a futuro que en resultados concretos y que puede ser otro caso como Gasly, Albon y Kvyat, porque si Max ha demostrado algo en estos últimos años es que es un destroza promesas.

Un éxito a un precio altísimo

El éxito del equipo junior de Red Bull no se mide sólo por el número de pilotos que llegan a la Fórmula 1, sino por la calidad de las oportunidades que ofrecen. Marko es un ojo clínico para detectar talento, pero también un exigente jefe que no perdona errores. Su filosofía es simple: "Si no puedes manejar la presión aquí, no puedes manejar la presión de ser campeón". Este enfoque ha producido un Verstappen, un Vettel, incluso un Ricciardo. Pero también ha dejado un reguero de pilotos que han brillado fugazmente antes de apagarse.

En 2025, con ocho pilotos de la academia en la parrilla, queda claro que la cantera dela marca austríaca es la mejor fábrica de talentos del automovilismo. Sin embargo, el camino al éxito dentro de esta estructura sigue siendo tan estrecho como exigente. Quizás sea esta presión extrema la que hace que sólo los más fuertes sobrevivan. O tal vez, como en el caso de Sainz, el verdadero triunfo consista en salir de su sombra y brillar por cuenta propia.